El Dios omnipresente
“¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia?” (Salmo 139:7).
En el retrato de Dios que nos muestra el Salmo 139 vemos que él es omnipresente. La omnipresencia es la cualidad divina de estar en todas partes y junto a todas las personas al mismo tiempo y en todo momento. No hay lugar donde podamos ir donde él no esté.
Al igual que sucede con otros aspectos de la naturaleza de Dios, su omnipresencia excede nuestra capacidad de entendimiento; pero, a pesar de las limitaciones de nuestra razón, a Dios le place revelarnos en palabras humanas esta cualidad suya. Siendo el Ser infinito que es, Dios no solo no se ve limitado por el tiempo, sino tampoco por el espacio. El Señor lo cubre todo, lo llena todo, está en todo y por todos. Y quiere que lo sepamos, porque esta verdad tiene el potencial de producir cambios en nuestra relación con él y en la forma en que encaramos la vida diariamente.
El hecho de que la Biblia nos revele que Dios es omnipresente nos enseña o nos recuerda que vivimos en un planeta dominado por una realidad espiritual. Aun cuando muchas personas conciben el mundo desde una perspectiva meramente materialista, la Biblia nos comunica la existencia de realidades espirituales que, si bien no podemos verlas, oírlas ni sentirlas, están ahí. Lo espiritual es totalmente abarcador y determina en última instancia todo lo que ocurre en la esfera material. Dios está en todas partes y con cada persona en este mundo, independientemente de que sean conscientes o no de esta realidad, o de que quieran o no aceptarla.
Aun cuando la omnipresencia de Dios es una gran noticia para los moradores de la Tierra, no deberíamos creer ni enseñar que esta realidad nos librará de pasar por momentos de tristeza o por tragedias sin sentido. De hecho, el mismo Salmo 139 nos dice que “ni aun las tinieblas me encubren de ti” (vers. 12); en otras palabras: en la oscuridad más oscura que nos toque atravesar en esta vida, allí estará Dios, acompañándonos. Debemos recordar que la existencia del pecado y de Satanás representan la otra cara de la realidad espiritual de este planeta. El enemigo sigue dedicándose a sembrar tristeza y destrucción.
Creyendo en el Dios omnipresente nunca nos sentiremos solos ni desamparados. Dondequiera que la vida nos lleve o que nosotros decidamos ir, tendremos la seguridad de que Dios está ahí, con y por nosotros. No hay lugar, ni tiempo ni circunstancias que puedan escondernos de su presencia.
Amen
Excelente explicación. Nos ayuda a reflexionar. Aunque nuestra mente sea finita permite que comprendamos el amor infinito de Dios para nosotros. Nunca estamos solos, Él nos acompañará hasta el fin. ¡Hermosa realidad!