La verdadera riqueza
El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10)
La gente gasta mucho dinero en boletos de la lotería con la esperanza de hacerse millonaria. Para enero 2023, el sorteo de lotería Mega Millions, que se juega en cuarenta y cinco Estados de Estados Unidos, había alcanzado los 1,350 millones de dólares. Según informa la lotería, es la cuarta vez en cuatro años que el premio supera los 1,000 millones de dólares.
En 1997 Billie Bob Harrell ganó un sorteo de treinta y un millones de dólares en la lotería de Texas. Se compró varios automóviles nuevos y unas cuantas casas para su familia, donó dinero a organizaciones benéficas y a muchas personas. Pero pronto se sintió presionado por la gente y tuvo que cambiar de número de teléfono varias veces. Él y su esposa se separaron y, finalmente, menos de dos años después, se quitó la vida.
Muchos corren tras las riquezas materiales como si fueran la solución para los numerosos problemas de la vida, pero pocos se dan cuenta de que la verdadera riqueza se halla abundantemente en la Palabra de Dios. Allí no solo se atesora la riqueza de los siglos, sino también la riqueza de la eternidad. Su tesoro más valioso es la revelación de Jesucristo, nuestro Salvador.
Pero no me malentiendas, gozar de bienes materiales no es malo en sí mismo. De hecho, varios personajes notables por su fe también poseían riquezas: Job »era el hombre más rico de todo el oriente» (Job 1:3); Abraham y Lot tuvieron que separarse »porque el lugar donde estaban no bastaba para alimentar a tantos animales» (Génesis 13:6); y Salomón »hizo que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras» hasta dejar de ser valorada por sus habitantes (1 Reyes 10:27, 21). El problema radica en quién o qué ocupa el primer lugar en nuestras vidas.
Jesús nos ofrece la verdadera riqueza. Él promete: »Todos los que por causa mía hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos,o terrenos, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna» (Mateo 19:29). Atesora hoy esta promesa en tu corazón y serás verdaderamente rico.