Yo estoy contigo
«No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo yo te sostengo con mi mano victoriosa» (Isaías 41:10)
Durante la Segunda Guerra Mundial, era frecuente que se lanzaran minas terrestres sobre las Islas Británicas. Una mañana, un guardián vió que una había quedado suspendida del paracaídas que se había enganchado en una viga de acero, y se mecía suavemente con la brisa. Inmediatamente llamó a los técnicos en explosivos. Trajeron una larga escalera y un joven oficial trepó hasta donde estaba suspendido el mortífero cilindro. Lo examinó cuidadosamente para ver que tipo de espoleta tenía. Luego tomó una llave y con movimientos muy hábiles logró sacar la espoleta. La mina ahora era inofensiva.
Un amigo que había estado observando al oficial, notó la calma y la seguridad con que trabajaba, y le dijo: «Me resultas admirable. No comprendo cómo puedes realizar esa clase de trabajo sin ningún miedo».
-Te equivocas replicó el oficial-, cada vez que me llaman para una de estas tareas, domino el miedo. Debo hacerlo, porque si la mano llegara a temblarme cuando trabajo, ese sería el último día de mi vida.
–¿Podrías decirme cómo dominas el miedo? – el amigo.
El oficial respondió: «desde mi niñez, nunca he olvidado un texto bíblico que me enseñó mi madre: «Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo» (Salmo 23:4). Dios está conmigo, y lo demás no importa».
Saber que Dios está con nosotros es un gran antídoto contra el temor. Esa seguridad evitó que Eliseo se llenara de miedo cuando el ejército sirio rodeó a Dotán (2 Reyes 6). Hizo que Pablo no temiera cuando se encontró en medio de una gran tormenta en el mar (Hechos 27). Libró a Pedro del temor en la prisión cuando todo parecía indicar que Herodes acabaría con su vida (Hechos 12). Y hoy todo temor se desvanecerá porque estamos seguros de que Dios está con nosotros.
¿Cuáles son tus temores? ¿Crees que alguno de ellos escapa a la vista de Aquel que te conoce por tu nombre desde antes de nacer? A jóvenes como tú, el apóstol exhorta: «dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes» (1 Pedro 5:7).
Lo harás?