Casarse, ¿para qué?
El Señor, el Dios del cielo […] enviará su ángel delante de ti para que traigas de allá una esposa para mi hijo. Génesis 24: 7
LAS CIFRAS DE CASAMIENTOS Y DIVORCIOS NO SON NADA POSITIVAS. Por ejemplo, en México, según estadísticas oficiales, desde 2011 hasta 2020 el número de matrimonios ha presentado una reducción considerable año tras año (es decir, cada año se casan menos personas). Con respecto al número de divorcios, desde 2011 hasta 2019 incrementó de manera constante. Se redujeron en 2020 por la pandemia, pero en 2021 de nuevo volvieron a tasas prepandemia.
El matrimonio fue instituido por Dios en el Edén, antes de que el pecado entrara en el mundo. Cuando Dios creó al hombre, sabía que los seres humanos necesitarían a alguien que les ayudase y correspondiese. Y realmente no es bueno vivir solo. Según una encuesta realizada en 2018 por la Social Science Research, los síntomas de depresión son mayores entre las personas que nunca han estado casadas.
A pesar de ser una institución divina y con evidentes beneficios científicos, el número de casamientos no hace más que descender y el de divorcios no hace más que aumentar. Esto puede deberse a dos razones:
La gente no quiere compromiso, y el matrimonio es un compromiso para toda la vida.
Generalmente, las personas solo eligen a su cónyuge por su apariencia física, su poder adquisitivo y su popularidad; es decir, se están olvidando de seguir los parámetros divinos.
Para tener éxito, un matrimonio debe contar con la conducción divina. Cuando Isaac estuvo listo para casarse, tanto él como su padre confiaron en que Dios enviaría un ángel para guiar la elección.
TÚ ERES MUY JOVEN AÚN, PERO ESTE ES EL MOMENTO DE EMPEZAR A ORAR POR TU MATRIMONIO, ¿sabías? Cuando llegue el momento de elegir a alguien como pareja, escucha los consejos de tus padres, como Isaac escuchó a Abraham. No busques lo que busca el mundo; al fin y al cabo, ¡nunca funciona! Ora por alguien que sea temeroso/a de Dios, y confía, porque los planes de Dios son los mejores.