Matutina para Mujeres, Sábado 01 de Mayo de 2021

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Mi hogar… ¿una torre de Babel?

“Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto” (Prov. 3:5, 6).

La construcción de la torre de Babel ha pasado a la historia, entre otras cosas, por la forma inesperada y estrepitosa en la que terminó. Los constructores de aquel tiempo pensaron que podrían desafiar la sabiduría de Dios pero, finalmente, allí quedó, a medio construir, como un monumento al caos humano cuando no se tiene la aprobación de Dios. Dicho caos se puede traducir muchas veces en falta de comunicación y de enten­dimiento.

Creo que construir un hogar es la vocación de muchas de nosotras, las mujeres; soñamos con ello. Anhelamos hacer de nuestro hogar un lugar don­de reinen la armonía, el bienestar, la prosperidad y la felicidad. Y estos son anhelos legítimos que Dios está dispuesto a apoyar convirtiéndose en nues­tro ayudador. Sin embargo, aquello que a veces iniciamos con optimismo, con el tiempo y por el peso de las circunstancias adversas, lo perdemos de vista. Es entonces cuando la obra de construcción del hogar se ve interrum­pida, transformándose en una especie de “torre de Babel”. 

Reina el caos. Los padres no entienden a los hijos, ni los hijos a los padres; parece que hablan idiomas diferentes. Los esposos no se pueden comunicar, pues el idioma de la mujer es aberración para el varón, y la forma de comuni­cación del varón es locura para la mujer. Todos viven bajo el mismo techo, no para paliar la soledad y ofrecerse comprensión, sino más bien para some­terse a juicio unos a otros repartiendo culpas y negándose a asumir respon­sabilidades.

Solo la presencia de Dios en el hogar puede hacer posible que la comu­nicación rota se restablezca. Él es el que rompe los muros de la indiferencia humana, es el que conecta con lazos de comprensión a los miembros de una familia, devolviéndoles las ganas de amar, pero esta vez con un amor incondicional. 

El lenguaje universal es el lenguaje del amor porque Dios es amor; frente a esto todos nos sensibilizamos, las barreras caen y se construyen puentes de comprensión; el corazón se enternece, la voluntad de los hijos rebeldes se doblega, la frialdad de los padres se entibia y la indiferencia entre los esposos se quiebra, entrando en una entrega mutua, voluntaria y comprometida.

No construyas tu hogar como una nueva torre de Babel particular; construye, con la ayuda de Dios, un hogar para la eternidad.

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