Para los que lo aman
Como se dice en la Escritura: «Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto, ni oído, y ni siquiera pensado». 1 Corintios 2:9
HOY, DURANTE ALGUNOS SEGUNDOS, EXPERIMENTARÁS EL CIELO. Pon música tranquila de fondo y siéntate cómodamente en tu cama. Ahora lee el siguiente pasaje intentando imaginar lo que se describe:
Estás ascendiendo lentamente desde la Tierra. Luego, atraviesas la atmósfera y llegas al espacio, lleno de constelaciones, galaxias y nebulosas con sus gases de colores. Ves a alguien acercándose a ti.
¡Es Jesús! Te abraza. Te sientes tan tranquilo y en paz como si estuvieras a punto de quedarte dormido. Como en un abrir y cerrar de ojos, te transporta a la Nueva Jerusalén.
Al contemplar la Ciudad Santa, además de la inmensa alegría, te quedas maravillado/a por la belleza de las calles, de las casas, de los jardines y de los ángeles, que sonríen con simpatía, saludándote, mientras caminas de la mano de Jesús. Antes de despedirte, miras bien a Jesús y le haces dos agradecimientos y dos peticiones.
Si esto estuviera ocurriendo ahora, ¿qué le dirías a Jesús?
Debes saber que, por muy hermosos que hayan sido los paisajes que te hayas imaginado, y por grande que haya sido la sensación de comodidad y paz, nunca podrás siquiera imaginar todo lo que Dios ha preparado para los salvos en el cielo.
¿Quieres que la imagen del cielo sea cada vez más real en tu mente? Entonces, dedica siempre un momento de tu día a pensar en lo bueno que será encontrarte con Jesús.
Nuestra vida cotidiana y nuestra comunión con Cristo, en las pequeñas y grandes decisiones de cada día, determinarán nuestro destino. ¡Si este encuentro se programara cada día, sin duda él te guiará para que un día el abrazo no sea solo imaginario y fugaz, sino eterno y real!