Lo que implica el amor
“Y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy” (1 Corintios 13:2).
Los hermanos de Corinto tenían un gran debate sobre quién era poseedor del don más importante. Esto derivó en peleas y divisiones. Este no es el objetivo de Dios para su iglesia. Al parecer, el don que tenían en esa ciudad era la búsqueda de supremacía, orgullo y egoísmo.
Pablo dice que si el amor no es el motor que nos impulsa, de nada sirve. Entonces escribe el mayor poema sobre el amor, que haríamos bien en leer y practicar todos los días.
Pablo sigue con los “no” del amor. No es celoso, porque quien ama no tiene envidia ni vive desconfiando. No es jactancioso, porque quien ama no se considera el centro de la escena; el centro siempre es el ser amado. No se envanece, porque no es arrogante ni se siente superior. No es indecoroso, ya que no actúa de manera descortés o ruda. No busca lo suyo, porque no vive buscando beneficios personales. No se irrita, porque no se deja provocar fácilmente, y si llega a enojarse buscará resolver la situación. No guarda rencor: si es lastimado, se cura; si es ofendido, disculpa; si perdona, también olvida. No se goza en la injusticia, sino que se deleita en la verdad.
Además, el apóstol enfatiza también los “todo” del amor: todo lo sufre, desilusiones, burlas, ataques. Todo lo cree, siempre confía en el otro. Todo lo espera, es optimista en cuanto al futuro. Todo lo resiste, es decir, lo soporta.
Pablo deja para el final la gran diferencia con todos los otros dones. El amor, así como la fe y la esperanza, permanecen para siempre, jamás se caen y nunca terminan. Si bien los otros dones son importantes, son temporales, ya cumplieron su misión.
Los griegos tenían al menos cuatro palabras para definir el amor:
1-Eros: amor pasional, excluyente, efímero, un impulso carnal.
2-Storge: amor paternal, exclusivo, obsesivo, protector, amor de padres a hijos, comprometido y duradero.
3-Filos: amor fraternal, exclusivo solo para la familia; es la expresión de solidaridad y hermandad.
4-Ágape: amor bíblico, incluyente, puro, generoso, abnegado. Es el amor incondicional que Dios tiene por sus criaturas cualquiera que sea la respuesta de ellas.
Es en respuesta a este amor que tenemos que cumplir el gran mandamiento presentado por Jesús: amar a Dios con todo el corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.