Dios: el pan de vida
“Danos hoy el pan nuestro de cada día” (Lucas 11:3).
¿Por qué nos enseñó Jesús a que le pidamos a Dios el pan nuestro de cada día? Porque el ideal divino es que nuestra relación con él sea personal, continua y totalmente dependiente.
Dios quiere una relación personal con cada uno de nosotros. Fíjate en que Cristo no nos animó a pedir por el pan de otros, sino por “el pan nuestro”, es decir, por la porción nuestra, la que tiene que ver conmigo. El mundo sería un lugar mejor si cada uno de nosotros se ocupara de pedir a Dios, en primer lugar, por su propia vida. Esto nos haría más capaces de ayudar a otros, puesto que no dependeríamos de recibir ayuda humana. El apóstol Pablo nos dice: “Examínense a ustedes mismos para ver si están en la fe. Pruébense a ustedes mismos” (2 Cor. 13:5). No hay ningún texto en la Biblia que nos mande a examinar a otros, pero sí lo hay llamándonos a atender, en primer lugar y como prioridad en la vida, nuestra propia experiencia con Dios, nuestra propia dependencia de Dios, nuestra propia relación íntima e individual con Dios.
Dios quiere una relación continua con nosotros. El pan que Cristo nos mandó a pedir es un pan que dura apenas un día. El de hoy no sirve para mañana. No es el plan de Dios que le pidamos hoy un pan que nos dure una semana o un mes, y durante todo ese tiempo no volvamos a él a pedirle nada en oración. El pan es algo que todos necesitamos para el día, y por lo mismo debemos pedírselo diariamente. Este es un precioso símbolo de cómo ve Dios su relación con nosotros: significa que cada día está listo para recibirnos y bendecirnos, si cada día vamos a él. Con esta sencilla enseñanza, Jesús nos mostró que la verdadera religión es un asunto de todos los días.
Dios quiere que dependamos completamente de él. Si hay una persona que te da el pan cada día, entonces esa persona es quien sostiene tu vida. Pues bien, exactamente eso es Dios para nosotros, y quiere que lo mantengamos fresco en nuestra mente. Él no es solo nuestro Hacedor sino también nuestro Sustentador.
¿Sabes quién es el verdadero “pan”? Jesús mismo respondió esta pregunta para que no tengamos dudas: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre” (Juan 6:51). Sí, Cristo es el pan que descendió del cielo para saciar nuestras necesidades espirituales. Tal vez sería bueno pedir ese pan ahora mismo y comerlo hoy. ¿Estás de acuerdo?