Alas de águilas
“Como águila que revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a volar, así el Señor extendió sus alas y, tomándolos, los llevó a cuestas” Deuteronomio 32:11.
¿Soñaste alguna vez que te caías? Yo a veces sí, y me da un poco de miedo. Tal vez por eso no me entusiasma subir a montañas rusas ni telesillas, ni siquiera pasar por puentes muy altos.
Una criatura asombrosa a la que le encanta volar alto es el águila. La Biblia hace muchas referencias a las águilas y a su forma de volar. ¿Te imaginas cómo sería volar sobre las alas de un águila? Eso suena mucho más emocionante que una montaña rusa. Pero las águilas no siempre vuelan por diversión. A veces, lo hacen para aprender.
Un naturalista llamado F. E. Schuman escribió lo siguiente sobre la observación de una madre y su cría de águila: “La madre águila real partió del nido entre las rocas del acantilado con el águila joven. La madre lo dejaba caer unos 27 metros, antes de abalanzarse bajo él, con las alas desplegadas para que él se posara en su espalda. Entonces la madre se elevaba hasta la cima de la cordillera con él y repetía el proceso. Diría que lo más lejos que lo dejó caer fueron 46 metros”.
¡Vaya! 46 metros es tan alto como un edificio de más de 10 pisos. ¿Crees que el águila se asustó al caer? ¿O crees que a estas alturas el aguilucho confiaba en que su madre lo atraparía y por eso disfrutaba? Quizá le parecía un juego o le gustaba aprender a volar.
Si un aguilucho puede confiar en su madre, ¿cuánto más deberíamos confiar nosotros en nuestro Padre del Cielo que solo quiere lo mejor para nosotros? Hagamos planes para encontrarnos en el Cielo y volar juntos como las águilas.
Dee