Superación del joven Juan Marcos
«Solamente Lucas está conmigo. Busca a Marcos y tráelo contigo, porque puede ser una ayuda para mí en el trabajo» (2 Timoteo 4: 11).
Imagina que tienes la oportunidad de acompañar a dos grandes líderes cristianos en una misión especial. Estás emocionado y expectante por lo que Dios va a hacer a través de ti. Pero algo sale mal. Te sientes abrumado, asustado o decepcionado, y decides abandonar la misión y regresar a casa. ¿Qué pensarían los demás de ti? Esto le pasó a Juan Marcos, el autor del segundo Evangelio. Él cometió un grave error, pero Dios le dio una segunda oportunidad.
Marcos era un judío cristiano de Jerusalén, hijo de María. Su casa era un lugar de reunión para los primeros creyentes (Hechos 12: 12). Quizás fue el joven que huyó desnudo cuando arrestaron a Jesús (Marcos 14: 50-52). Era primo de Bernabé, un misionero que presentó a Pablo ante los apóstoles. Marcos acompañó a Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero, pero los abandonó en Panfilia y se volvió a Jerusalén. Pablo se molestó mucho con él y no quiso llevarlo en su segundo viaje misionero (Hechos 15: 38-41). Esto provocó una discusión con Bernabé, quien defendió a su primo y se lo llevó consigo a Chipre.
Parecía que Marcos había arruinado su oportunidad de servir a Dios, pero Dios tenía otros planes para él. Con el tiempo, Marcos maduró en su fe y en su ministerio. Se reconcilió con Pablo y se convirtió en un colaborador útil para él. Pablo lo mencionó con cariño en varias cartas a sus amigos y colaboradores (Colosenses 4: 10). Marcos también se asoció con Pedro. Según la tradición, Marcos escribió su Evangelio basándose en los recuerdos y testimonios de Pedro sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús. Pedro incluso lo llamó su hijo en la fe (1 Pedro 5: 13). Así como a Juan Marcos, Dios nos da segundas oportunidades. No nos desecha por nuestros errores, sino que nos perdona, nos restaura y nos capacita para cumplir su propósito.
Y tú, ¿has cometido algún error que te haga sentir descalificado para servir a Dios? No te desanimes ni te rindas. Dios quiere darte una nueva oportunidad y usarte para su gloria. Aprovéchala y sé un instrumento de bendición para otros.