Nada de desorden
«Pero háganlo todo decentemente y con orden» (1 Corintios 14: 40).
¿CÓMO ESTÁ EL AMBIENTE EN EL QUE TE ENCUENTRAS AHORA MISMO?
( ) Ordenado ( ) Un desorden total
Una investigación concluyó que el desorden de un entorno puede generar sentimientos de ansiedad, depresión y confusión mental en quienes frecuentan el lugar. En cambio, el orden no solo facilita la limpieza, sino que también aporta sensación de bienestar, un espacio más aireado y amplio para la convivencia, además de permitir encontrar más rápidamente los objetos importantes.
No siempre el desorden se debe únicamente a un comportamiento descuidado y perezoso. Las personas demasiado ansiosas pueden sentirse tan abrumadas por sus responsabilidades cotidianas que descuidan tareas básicas, aunque esto también los haga sentirse incómodos.
Sean cuales sean los motivos, debemos recordar siempre el consejo bíblico de hacerlo todo con decencia y orden, y pedir a Dios que nos ayude a organizar mejor nuestro entorno, nuestra mente y nuestra vida. ¿Qué te parece orar de forma especial por esto?
Además de orar, puedes seguir estos consejos:
No intentes organizarlo todo de una vez.
Crea una lista de tareas por orden de prioridad.
Establece una rutina de limpieza de tu lugar de estudio de descanso.
Poco a poco verás que el orden va tomando forma y te sentirás aliviado cuando termines la tarea. No permitas que el desorden se apodere de tu vida. Haz de la organización un hábito y cosecha los beneficios de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios