La normalidad del tiempo del fin
«Cuando la gente diga: “Todo está en paz y tranquilo”, entonces vendrá de repente sobre ellos la destrucción […] y no podrán escapar» (1 Tesalonicenses 5: 3).
El Nuevo Testamento describe una serie de eventos espectaculares que sucederán en los últimos días, pero al mismo tiempo parece indicar que aquellos días serán «normales» para mucha gente. ¿Cómo podemos reconciliar estas dos ideas? Por un lado, es cierto que habrá muchos sucesos inusuales y catastróficos. Las descripciones del Apocalipsis son espantosas y difíciles de imaginar. Además, las Escrituras nos advierten que habrá persecución y desprecio hacia la fe cristiana. Por otro lado, Jesús y Pablo nos dicen que la gente seguirá haciendo cosas normales como comprar, vender, plantar y construir (Mateo 24: 38). Incluso estará proclamando que «todo está en paz y tranquilo».
La razón por la que los últimos días parecerán normales para la mayoría de la gente es porque estarán viendo el mundo con ojos de incredulidad y no con los ojos de la fe. Pero para aquellos que tienen fe en Dios y conocen las Escrituras no habrá sorpresa. Sabremos que estos son los últimos días y que debemos estar preparados para la venida de Cristo. Debemos ser cautelosos en nuestras declaraciones detalladas sobre cada aspecto relacionado con la venida de Cristo, ya que no sabemos con certeza cuándo o cómo sucederán las cosas descritas en el Apocalipsis. Lo que tenemos allí es más bien un panorama general de dichos eventos. Pero al mismo tiempo, debemos estar preparados en todo momento. No podemos bajar la guardia por la normalidad aparente del mundo que nos rodea.
El consejo del profeta todavía es válido para nosotros: «¡Prepárate para encontrarte con tu Dios!» (Amós 4: 12). Estudia las Escrituras y ora para que Dios te dé sabiduría y discernimiento. Mantente alerta de lo que está sucediendo a tu alrededor, sin dejarte llevar por la ansiedad o el miedo. Confía en Dios y en su plan para el futuro.
Finalmente, recuerda que tu responsabilidad como cristiano no es tratar de predecir el futuro, sino de vivir cada día con fe y obediencia a Dios. Sigue el ejemplo de Jesús, que vivió su vida en perfecta obediencia al Padre y confió en él incluso en los momentos más difíciles. Que en este día puedas hacer lo mismo y así estar preparado para el encuentro con tu Dios.