El Dios que nos da garantías
“También nos selló, y puso en nuestro corazón la garantía de su Espíritu” (2 Corintios 1:22).
Según nos hace saber el apóstol Pablo en el versículo de hoy, hay dos cosas que Dios ha hecho para que nosotros, sus hijos, podamos tener la completa seguridad de que él cumplirá todas sus buenas promesas en nosotros: 1) nos ha puesto su sello, y 2) nos ha dado las arras del Espíritu en el corazón. Veamos qué significan estas dos acciones del Señor.
¿Qué significa el sello de Dios? Evidentemente, se trata de una metáfora. Esta metáfora alude al sello que, en la antigüedad, se imprimía en la cera vertida sobre un documento para darle autenticidad, carácter oficial y la protección de la autoridad representada por ese sello. El mismo apóstol Pablo, pero esta vez en la Carta a los Efesios, nos dice que el sello de Dios es el Espíritu Santo: “Fueron sellados con el Espíritu Santo prometido” (Efe. 1:13). De manera que Dios está diciéndonos que él mismo ha puesto un sello imborrable en cada uno de nosotros, sus hijos. Ese sello certifica que él mismo ha llevado a cabo la obra de la redención en nosotros, y que por lo tanto nadie puede arrebatarnos de sus manos o sacarnos de su redil. Le pertenecemos a él, somos su propiedad, llevamos su sello en nuestros corazones, y nuestro único lugar es al lado de Dios.
Nuestra salvación no está garantizada por lo que hacemos ni por lo que somos, sino por el sello de Dios impreso en nuestras vidas. La salvación es una obra que pertenece a Dios de principio a fin, y cuando él nos sella con su Santo Espíritu, está indicando que nadie podrá impedir que él cumpla su propósito en nosotros, los que lo hemos recibido como nuestro Señor y Salvador.
¿Qué significa la garantía del Espíritu? Se trata de otra metáfora, esta vez tomada de las realidades del ámbito jurídico de los tiempos del apóstol Pablo. Las arras tenían que ver con el pago que se dejaba en anticipo para garantizar y legalizar una transacción comercial. En ocasiones era un juramento, lo que hoy en día podría ser una especie de pagaré que se firma como garantía de la transacción. En cuanto a nuestra salvación, Dios no solo nos ha sellado con su Espíritu, sino también nos ha dado un anticipo, nos ha firmado un pagaré, que con seguridad va a honrar. Nos ha dado las Escrituras que lo comprometen al poner su Espíritu en nuestros corazones. ¡Cuánto amor! ¡Cuántas garantías!