Matutina para Mujeres, Jueves 13 de Mayo de 2021

Matutina para Mujeres, Jueves 13 de Mayo de 2021

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Empatía en acción

“Vayan y aprendan el significado de estas palabras: ‘Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios’. Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mat. 9:13).

“Empatía”es una palabra acuñada por los expertos en relaciones interpersonales, que ha sido definida como “la capacidad de poner­nos en el lugar de otra persona”. En torno a ella se han disertado los más elocuentes discursos, lo que ha producido que con mayor frecuen­cia escuchemos a personas declararse abiertamente empáticas. Quien lo dice se reconoce como alguien capaz de ser sensible y cálido frente al dolor o la si­tuación del prójimo. 

Vivimos en un mundo frío, donde millones de seres humanos no solo ne­cesitan que los demás se pongan en su lugar, sino que realmente alguien haga algo por ellos. La empatía sería el primer paso: ponernos en los zapatos del otro viendo su necesidad; el segundo paso sería la compasión: hacer algo al respecto. En nada se parece la compasión a la lástima. 

La compasión basada en la empatía es una virtud que vemos claramente ejemplificada en la vida de Jesús. Por ejemplo cuando, frente a una multitud hambrienta, desafió a sus discípulos a ser compasivos, diciéndoles: “Dadles vosotros de comer” (Luc. 9:13). “Jesús tuvo compasión” son tres palabras que se encuentran con cierta frecuencia en el Nuevo Testamento (ver Mat. 9:36; Mat. 14:14 o Mar. 6:34). Qué privilegio es poder desarrollar en nuestra vida las virtudes que brillaron en la vida del Maestro.

Las mujeres de Dios no podemos quedarnos en la empatía ante las nece­sidades de los demás; hemos de hacer algo por ellos. La fría indiferencia no puede ser la vestimenta de nuestro corazón. La compasión debe caracterizar­nos; esa compasión que extiende la mano para ayudar, no para juzgar; que se priva de un bocado de pan para darlo al que no tiene qué comer. 

La compasión viste al desnudo y alimenta al hambriento; se necesita en los barrios pobres y también en los ricos; la necesitan las mujeres, los hom­bres, los niños y los jóvenes. Hoy es un buen momento para mirar a nuestro entorno, sentir empatía y pasar a la acción. Al mirarte al espejo de tu propia existencia, busca más allá de la empatía; busca en ti la compasión. Ese es el reflejo que proyecta la auténtica mujer cristiana.

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