¿Canasta chica o canasta grande?
«Cada uno recoge el fruto de lo que dice y recibe el pago de lo que hace» (Proverbios 12: 14).
Un grupo de obreros campesinos fue contratado por un agricultor chino para recolectar su cosecha de cereales. A lo largo del día, cada uno de ellos llevó una canasta tras otra hasta el granero y la vació en los depósitos. Al llegar la noche y mientras los campesinos transportaban la última canasta de cereales, el agricultor los detuvo uno por uno en la entrada del granero y les dijo: «No vacíen esta canasta. Es su pago por el día de trabajo». Algunos obreros regresaron a sus hogares felices con sus canastas llenas, mientras que otros no estaban tan satisfechos. Los primeros habían utilizado canastas grandes durante todo el día, mientras que los que no estaban contentos habían empleado canastas más pequeñas.
Esta ilustración nos enseña la importancia de sembrar en nuestra vida para poder cosechar. Nos muestra que nuestra recompensa al final del día estará en proporción directa con el servicio que hayamos brindado de manera voluntaria y sincera tanto a Dios como a nuestro prójimo. Si servimos de mala gana y solo por obligación, estamos utilizando una canasta pequeña, lo que se reflejará en una recompensa también pequeña. Pero si servimos generosa y cordialmente al Señor, entonces estamos usando una canasta grande y, al final del día, nuestra recompensa será grande.
Pablo aconseja: «No debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos» (Gálatas 6: 9). ¿Qué tipo de canasta estás usando en tu vida? ¿Estás dispuesto a dar lo mejor de ti en todo lo que haces, o solo haces el mínimo? No te preocupes si los demás no valoran tu esfuerzo o si no recibes el reconocimiento que esperas. Lo que verdaderamente importa es que Dios te conoce y te ama, y él será quien te recompensará.
No te conformes con una canasta pequeña. Busca una canasta grande, llénala de buenas obras para glorificar a Dios, y él te bendecirá abundantemente. Pídele hoy a Dios que te ayude a servirlo «con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» (Mateo 22: 37) y que te conceda la gracia y sabiduría necesarias para hacer su voluntad.
Agradezco muchísimo poder recibir las matutinas Dios les siga bendiciendo, me gustaría que pudieran tener la opción de descargar en audio para poder compartirlas con personas a quienes se les complica la lectura, anteriormente se contaba con esa opción y me era muy útil, bendiciones amados hermanos.