El tordo perezoso
“¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste” Mateo 23:37.
¿Conoces los hábitos de los tordos?
La mamá de estos pájaros no pone sus huevos en el nido que ella y su pareja hayan construido. En vez de eso, estos pájaros observan a otros pájaros que están construyendo sus nidos y esperan hasta que el nido esté terminado y el pájaro haya puesto sus huevos. La mamá tordo sabe que, aunque los pájaros se sientan sobre estos huevos durante horas todos los días, de vez en cuando salen volando en busca de comida. Cuando el pájaro abandona el nido, el tordo se cuela y roba un huevo del nido. Se lo come o lo deja caer al suelo para que se rompa. Al día siguiente, cuando la mamá o el papá se alejan unos minutos, la mamá tordo regresa con cautela, pone su propio huevo y se marcha rápidamente. Tiene mucho cuidado de no perturbar el nido porque espera que su propietaria no se dé cuenta de que uno de sus huevos ha sido sustituido por otro mucho más grande. Espera que esa mamá incube su huevo y cuide de la cría como si fuera suya.
A menudo funciona, pero no es algo bueno. Durante la primavera, cuando el tordo debería haber estado haciendo su propio nido y criando a sus propias crías, está revoloteando libre de responsabilidades. Y, a veces, la nueva mamá se da cuenta de que el polluelo no es realmente suyo y lo expulsa del nido.
La mayoría de los niños tienen buenos padres, la mayoría de las mamás y los papás quieren a sus hijos y les encanta cuidarlos. Pero, a veces, hay padres que se parecen más a los tordos. En la Biblia, Jesús dice una y otra vez que él será nuestro padre y nuestra madre, pues él puede amarnos, cuidarnos y protegernos perfectamente, incluso cuando hay mamás y papás que no lo hagan. Da gracias hoy a Jesús por estar contigo todos los días.
Joelle