Aves marinas
“La mayor sabiduría consiste en honrar al Señor; los que lo honran, tienen buen juicio” Salmo 111:10.
Si visitaras una costa áspera y rocosa con altos acantilados, es muy probable que vieras enormes bandadas de aves. Hay muchos tipos de aves marinas que viven en estos altos acantilados, donde están a salvo de la mayoría de los depredadores.
Dependiendo del lugar del mundo que visites, puedes ver diferentes aves. En la Antártida podrías ver pingüinos. En los mares del norte podrías ver araos blancos y negros. Luego están los frailecillos de colores brillantes y de grandes picos, las gaviotas, que verás en casi cualquier lugar de América, y sus primos más pequeños, los charranes.
En los acantilados rocosos conviven enormes cantidades de aves diferentes, cada una en su lugar. Los araos y los cormoranes ponen sus huevos en grietas de rocas al pie del acantilado. Las cornisas estrechas del acantilado pueden estar abarrotadas de alcas y murres, que ponen un gran huevo justo en la roca desnuda. Los alcatraces, grandes aves marinas que se alimentan de peces, viven en los salientes anchos de la parte superior del acantilado.
Las aves marinas son muy curiosas. Observan a sus vecinas y siguen su ejemplo, hagan lo que hagan. Ya sea comer, aparearse o poner huevos, si sus vecinos lo hacen, pronto lo hará toda la colonia.
A veces, los niños también se comportan como las aves. Puede que mires a tu vecino o al niño o la niña del otro lado de la clase y hagas lo que estén haciendo, bueno o malo. Pero eso no es siempre una buena idea.
No seas como las aves marinas y hagas lo que hacen los demás. Usa el cerebro que Jesús te dio para tomar buenas decisiones y haz solo lo que él quiere que hagas hoy.
Vicki