Matutina para Jóvenes, Martes 18 de Mayo de 2021

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Cariñoso Salvador

“Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer” (1 Rey. 17:4).

Charles Wesley fue un reformador y predicador británico. Junto a su hermano, John Wesley, fundaron el movimiento metodista durante el siglo XVIII. Predicaron por toda Gran Bretaña y participaron de grandes reavivamientos religiosos. Es también muy conocido por haber compuesto cerca de 6 mil himnos. El himno “Cariñoso Salvador” fue escrito en circunstancias muy adversas.

Cierta vez, se encontraba predicando en Irlanda al aire libre. Mientras lo hacía, un grupo de sus oponentes lo atacó y, temiendo por su vida en manos de la turba, escapó.

Se refugió en una granja cercana. Jane Moore, la esposa del granjero, lo escondió en el establo donde ordeñaban las vacas. Con el tiempo justo, entró en su casa y recibió a los exaltados perseguidores de Wesley que buscaban su paradero.

En un intento por distraerlos, comenzó a preparar algo de comer para compartir con ellos. Temerosa de que comenzaran a revisar todo el lugar, se retiró al establo, con el pretexto de buscar unas bebidas frías. Allí le dijo a Wesley que saliera por la ventana trasera y se escondiera detrás de unos arbustos y un cerco. Él trepó por la ventana y encontró un arroyito que corría al lado del cerco. Este estaba rodeado por frondosas ramas, y la pequeña lagunita que se formaba le proveyó un lugar seguro para permanecer refugiado.

Mientras esperaba que los embravecidos irlandeses se rindieran en su búsqueda y se fueran, Wesley sacó un lápiz y un papel de su bolsillo y escribió la letra de este himno.

Parte de su letra, en su versión en español pero fiel al mensaje original en inglés, dice: “Otro asilo aquí no hay, indefenso acudo a ti; mi necesidad me trae, porque mi peligro vi. Solamente en ti, Señor, hallo paz, consuelo y luz; vengo lleno de temor a los pies de mi Jesús”.

Esta historia bien podría recordarnos la historia de Elías y su paso por el arroyo de Querit. Allí él fue alimentado varios meses por Dios, por medio de unos cuervos que le llevaban pan y carne dos veces al día.

Una y otra vez, en historias bíblicas y en historias más contemporáneas, vemos cómo Dios ha provisto para las necesidades de sus hijos fieles. Podemos confiar que en momentos de extrema necesidad también proveerá una seguridad para nosotros.

El cariñoso Salvador del que Charles Wesley cantó hace trescientos años es nuestro mismo cariñoso Salvador hoy.

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