El nido del águila
«Como águila que revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a volar, así el Señor extendió sus alas y, tomándolos, los llevó a cuestas» (Deuteronomio 32: 11).
El águila construye su nido en el borde de un elevado precipicio. Allí pone sus huevos y los incuba. Antes de aprender a volar, los polluelos permanecen en el nido y esperan que su madre les lleve el alimento. Pero cuando llega el momento de aprender a volar, el águila, en lugar de llevarles alimento, deja caer una rama con espinas en el nido, entre los polluelos. Las espinas hacen que los aguiluchos se sientan incómodos. Si esto no es suficiente para que abandonen el nido e intenten volar, el águila deshace el nido.
Entonces, los aguiluchos se lanzan a volar torpemente, mientras la madre los vigila. En momentos de peligro, cuando están exhaustos y a punto de caer, la madre se coloca debajo del aguilucho con sus poderosas alas y lo sostiene, llevándolo a un lugar seguro. Así es como aprenden a volar. A través de métodos que podrían considerarse muy duros, su madre los educa con amor. Cada vuelo de prueba fortalece y entrena a los aguiluchos. La madre construye y destruye el nido por amor a sus crías.
En ocasiones, tanto tú como yo hemos actuado como aquellos aguiluchos. Hemos preferido quedarnos en nuestra zona de confort y complacencia en lugar de enfrentar pruebas y responsabilidades que nos ayudarían a desarrollar un carácter sólido. Sin embargo, es importante reconocer que, la persecución que soportó la iglesia primitiva desempeñó un papel fundamental para que el evangelio se extendiera más allá de Jerusalén (ver Hechos 8: 2-4). A menudo, Dios motiva a sus hijos a tomar acción al permitirles experimentar dificultades que los prepararán para una vida útil.
Así que no te desanimes cuando enfrentes problemas y desafíos. Dios te cuida como el águila a sus polluelos. Te ama y quiere que crezcas en fe y madurez. No te conformes con lo que ya sabes o tienes, sino busca siempre aprender más y servir mejor.
Dios nos recuerda: «Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza» (Jeremías 29: 11). Confía en sus planes y él te dará las fuerzas para volar alto y cumplir su propósito en tu vida.