Peso ligero
«No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tonto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca» (Hebreos 10: 25).
¿ES POSIBLE HACER QUE UN PESO SEA MÁS ligero de lo que realmente es? ¿Lo intentamos?
Amarra un trozo de cuerda alrededor de un libro, dejando unos 60 cm de cuerda sobrando. Sujeta el extremo libre de la cuerda e intenta levantar el libro. A continuación, apoya el codo en el asiento de una silla, sujetando el extremo de la cuerda con la mano, de modo que la cuerda quede apoyada en el respaldo y el libro cuelgue detrás de la silla. Ahora intenta levantar el libro tirando de la cuerda. ¡Sin duda te resultara más fácil! Esto se debe a que el respaldo de la silla actúa como una polea, cambiando la dirección de la fuerza y distribuyendo mejor el peso.
Aunque el experimento de hoy demuestra que la sensación del peso puede disminuir, en realidad, el peso del libro no cambió. Lo mismo ocurre con algunas situaciones de la vida.
Cuando compartimos nuestras dificultades con amigos de fe y oramos junto a ellos en busca de soluciones, sentimos consuelo e incluso alivio. Esto no significa que las soluciones sean inmediatas ni que los problemas hayan desaparecido, PERO CUANDO RECIBIMOS APOYO, LAS CARGAS QUE LLEVAMOS PARECEN MAS LIGERAS.
Muchas veces, a causa de una ofensa, un desacuerdo o incluso porque estamos cansados de la rutina, nos distanciamos de la iglesia y de los amigos que encontramos en ella. Esto no es bueno. Compartir con personas que aman a Dios de todo corazón nos ayuda mucho en nuestra vida espiritual. Estas personas pueden ser utilizadas por Dios para animamos, apoyamos y fortalecer nuestra fe ante las dificultades.
No desistas de seguir a Jesús. Esto incluye participar de los cultos e ir a la iglesia. No pongas excusas para alejarte de Dios o de quienes pueden ayudarte en el camino al cielo. Una brasa lejos del fuego se enfría y rápidamente puede convertirse en carbón. ¡Piensa en ello!
