Mucho más que decir “gracias”
“No existe la gratitud no expresada. Si no está expresado, es simple ingratitud”. Robert Brault
La gratitud no es una fórmula de cortesía, es una actitud ante la vida. Y esto, lamentablemente, nos cuesta entenderlo, porque se nos ha enseñado desde niñas que la palabra mágica de las personas bien educadas es “gracias”. ¿Y quién no quiere ser bien educada? Pero en esa enseñanza que hemos recibido (bien intencionada, por supuesto) nos han echado una especie de “magia negra”, porque nos han hecho creer que dar las gracias por algo bueno que hemos recibido es lo que corresponde, se hace automáticamente y ya, lo siguiente es olvidar el asunto una vez hemos cumplido con las normas de educación. De esa manera, dar las gracias se ha convertido en un acto mecánico y poco reflexivo; en una forma automática de cumplir con una etiqueta social.
Pero ¿se puede afirmar que por dar las gracias educadamente cada vez que recibimos una bondad somos personas agradecidas? Claro que no. Cuando dar las gracias es para mí algo mecánico y superficial, lo que se puede decir es que soy una persona educada y cortés, pero puedo serlo de una manera poco significativa, hallándome lejos de comprender qué es en realidad el agradecimiento y mucho más lejos aún de manifestarlo en mi manera de vivir.
Ser agradecida es mucho más que decir “gracias”. De hecho, el agradecimiento se expresa muchas veces sin decir gracias; igual que muchas veces la palabra “gracias” no logra transmitir la gratitud (porque, sencillamente, no está, aunque digamos la palabra). Por ejemplo, piensa en este caso. He invitado a una persona a pasear una tarde y, al despedirse, no me dice “gracias”, pero me abraza y comenta: “Qué bien lo he pasado, me he olvidado de las preocupaciones, y qué compañía tan agradable, ojalá se repita”. No está la palabra “gracias” pero sí el agradecimiento genuino, de corazón. Lo contrario también es cierto: imagina que mi amiga me ha dicho “gracias” al despedirse, pero sin energía, sin brillo en los ojos, sin entusiasmo en la voz…
Se trata de ir más allá de lo formal para llegar a la profundo. Ser agradecida es una manera de estar en la vida, de andar a la caza de lo bueno y lo bonito que hay detrás de cada situación. ¿Y cómo se reconoce? Porque no puede sentirse sin expresarse. Con una mirada, un abrazo, un mensaje, una sonrisa… Con más que una palabra.
“Sean agradecidos” (Col. 3:15).