Jugando con el peligro —Primera parte—
«Que nadie de ustedes ofrezca en sacrificio a su hijo haciéndolo pasar por el fuego, ni practique la adivinación, ni pretenda predecir el futuro, ni se dedique a la hechicería […] porque al Señor le repugnan los que hacen estas cosas» (Deuteronomio 18: 10-12).
La historia que estudiaremos durante los próximos días fue escrita por Kathleen Winkler para la Guía de Escuela Sabática para jóvenes del tercer trimestre de 1997.
Ernesto empezó sus estudios secundarios en un colegio con internado, pero empezó a sentirse solo, desorientado y sin amigos. Pasaba largas horas en la biblioteca, donde descubrió libros sobre ocultismo. Allí entabló amistad con otros jóvenes que lo introdujeron en el consumo de bebidas alcohólicas y las drogas, por lo cual fue expulsado y tuvo que regresar a su casa.
Entonces, Ernesto entabló amistad con Antonio, y juntos comenzaron a explorar su mutuo interés por el ocultismo. Una noche, decidieron crear su propia tabla Ouija para realizar sesiones de escritura espiritista, sin darse cuenta de las consecuencias que esto traería a sus vidas.
Ernesto supuso que estaban tratando con un demonio, de modo que pidió a la tabla Ouija que se vengara de su padrastro, quien lo había maltratado y causado mucho sufrimiento. La tabla escribió automáticamente una fecha y una hora varias semanas en el futuro. En el día y la hora especificados, un gato desconocido entró en la casa y atacó al padrastro de Carlos, causándole heridas graves que requirieron su hospitalización.
Esa experiencia impactó a los dos amigos, generando en ellos una sensación de poder que los envolvió, los llenó de entusiasmo y los llevó a adentrarse aún más en el mundo del ocultismo, contando con la colaboración de algunos amigos cercanos. Juntos, llevaron a cabo rituales satánicos, realizaron sacrificios de animales y cometieron atrocidades de las cuales Ernesto prefiere no hablar. Ernesto comenta: «A medida que nos sumergíamos más profundamente, sentíamos que éramos como pequeños dioses, capaces de hacer cualquier cosa que quisiéramos».
¿Qué consejo le darías a alguien que está tentado a experimentar con el ocultismo o el satanismo? ¿Qué crees que busca una persona que se involucra en estas prácticas? La Biblia nos promete: «El Señor es fiel, y él los mantendrá a ustedes firmes y los protegerá del mal» (2 Tesalonicenses 3: 3).
Esta interesante reflexión devocional concluye en la lectura de los próximos días.