Jugando con el peligro —Tercera parte—
«Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos; guíame, encamíname en tu verdad, pues tú eres mi Dios y Salvador. ¡En ti confío a todas horas!» (Salmo 25: 4-5).
Ernesto regresó al colegio. Allí una amiga lo invitó a un programa especial que permitía a los estudiantes salir durante una hora a la semana para recibir estudios bíblicos. Poco después, Ernesto decidió volver a la iglesia. Tanto él como su familia comenzaron a tener encuentros frecuentes con el pastor y un psicólogo cristiano, quien les brindó ayuda para fomentar la armonía en el seno familiar.
Sin embargo, la experiencia de Ernesto con el ocultismo y las drogas dejó secuelas en su vida. «Considero ese período de mi vida como una etapa lamentable, y hago todo lo posible por dejarlo atrás, así como Dios lo ha olvidado. Sin embargo, hay situaciones que aún me afectan profundamente, como cuando veo una película relacionada con el ocultismo. Me resulta insoportable y tengo que salir del lugar».
Ahora Ernesto se refiere a Satanás como el gran engañador: «El poder que pensaba que veía en Satanás era una grandiosa ilusión. Estaba buscando aceptación, un modelo que imitar, algo que diera significado a mi vida. Pensé que lo había encontrado, pero ahora veo hasta qué punto me llevó. En aquel entonces, parecía que estaba ganando poder y respeto, pero en realidad, lo estaba perdiendo todo».
«Hoy experimento una profunda paz. En Cristo, encuentro aspectos que me transforman en una persona mejor, en lugar de destruirme —afirma Ernesto—. Aunque la destrucción desenfrenada parezca prevalecer en todas partes, Dios nos asegura que su gracia es aún más abundante. Su luz brilla incluso en medio de la oscuridad más profunda».2
Tal vez tú también has jugado con el peligro, buscando satisfacer tu curiosidad o tu necesidad de pertenencia. Pero no tienes que seguir por ese camino. La Biblia dice: «Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto» (Proverbios 3: 5-6).
¿Qué pasos puedes dar hoy para acercarte más a Dios y alejarte del peligro?
2 La autora de este relato es Kathleen Winkler, y se publicó en el folleto de Escuela Sabática para jóvenes, del tercer trimestre del 1997.