El licuado de papá
“El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso”. 1 Corintios 13:4.
El invierno parecía aún más frío ese año. Las tres hermanas tuvieron que esforzarse para levantarse para ir a la escuela. ¡Seguro que una gelatina se congelaría afuera!
Esa ¡dea hizo reír a las niñas mientras se ponían el uniforme por encima del pijama (algo que solo hacían en los días muy fríos).
Papá ya estaba en la cocina preparado pan de queso, frutas y un licuado de… ¡aguacate! Sé que algunos podrían decir: “Uuuuuuh” y otros podrían hacer caras, como hicieron las hermanas. Papá no notó sus miradas y sirvió el licuado en las tazas.
-¿Y, chicas?
¡Ellas vaciaron sus tazas en un santiamén! A ellas les gustaban varios licuados: de banana, de manzana, de durazno… El de aguacate no era su favorito, pero el papá lo había preparado con tanto amor, y se había levantado tan temprano ese día frío, que no se negaron a beberlo.
El amor puede demostrarse con un licuado de aguacate en invierno, con un abrazo, una sonrisa, una oración o aun al jugar con un compañero que parece no tener amigos. ¡Hay un Padre que nos cuida en todas las estaciones del año! En Dios podemos aprender cada día, haga frío o calor, cómo amar más a las personas.
MI ORACIÓN: QUERIDO DIOS, AYÚDAME A SER UN(A) NIÑO(A) QUE DEMUESTRE AMOR POR LAS PERSONAS.
¿Qué te parece si preparas una receta en familia hoy? ¡Elige algo que les guste a todos!