
«Ustedes saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno recibe el premio» (1 Cor. 9:24)
Cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 escuché la impactante historia de Yusra Mardini. Yusra es una nadadora profesional que se crió en Damasco, la capital de Siria. Sin embargo, como resultado de la guerra civil que azotó su país, su casa fue destruida y Yusra y su hermana se vieron obligadas a emigrar. Fue así como en el año 2015 viajaron al Líbano y luego a Turquía. Allí, Yusra, su hermana y otros dieciocho refugiados abordaron una embarcación ¡con capacidad para solo seis o siete personas!
Zarparon rumbo a la isla griega de Lesbos, pero tan solo media hora después de haber iniciado el recorrido
¡el motor se detuvo y la embarcación empezó a zozobrar! ¿Qué hubieses hecho en un momento así? «Pensé que sería una vergüenza morir ahogada —relató Yusra—, porque soy nadadora profesional». Así que Yusra, su hermana y otra persona, que eran los únicos que sabían nadar, remolcaron la embarcación durante tres horas hasta llegar a Lesbos.
Después de llegar a Grecia viajaron hasta Alemania, donde continuó su entrenamiento y logró participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 como parte del equipo de refugiados. Yusra participó en las carreras de los cien metros en estilo libre y los cien metros en estilo mariposa. Lamentablemente no ganó ninguna medalla en Río, ¿pero sabes qué? Yusra ganó la carrera más importante de todas: la carrera por su vida. La historia de Yusra me enseñó que a veces lo que realmente importa puede pasar desapercibido a los ojos del mundo. De hecho, otra gran lección que podemos extraer de la historia de esta nadadora es que, por lo general, los momentos que definen nuestra existencia ocurren en solitario, o frente a un puñado de personas.
Las grandes decisiones de nuestra vida, las victorias o derrotas que nos marcan para siempre, no suelen ocurrir frente a una gran audiencia, sino con nuestras familias y amistades íntimas, o a veces en esos momentos donde estamos a solas con Dios. Siendo esto así, ¿no deberíamos prestar mayor atención a lo que nos ocurre en privado? Puede que al igual que Yusra, hoy te toque participar en la carrera más importante de tu vida.

