Matutina para Jóvenes | Jueves 27 de noviembre de 2025 | Ponte tu máscara primero

Matutina para Jóvenes | Jueves 27 de noviembre de 2025 | Ponte tu máscara primero

Matutina para Jóvenes

«Ten cuidado de ti mismo y de lo que enseñas a otros […]. Si lo haces así, te salvarás a ti mismo y salvarás también a los que te escuchan» (1 Tim. 4:16)

Cada vez que embarco en un avión para un viaje, presto atención a las instrucciones de seguridad proporcionadas por la tripulación. Me aseguro de abrocharme el cinturón de seguridad, reviso debajo de los asientos para confirmar la presencia del salvavidas y localizo la salida de emergencia más cercana. Sin embargo, de todas las instrucciones, la que más destaca es la relacionada con la máscara de oxígeno: «En caso de pérdida de presión en la cabina, las máscaras de oxígeno se desplegarán automáticamente. Permanezca sentado y tire de la máscara para iniciar el flujo de oxígeno. Coloque la máscara sobre su nariz y boca y ajuste la banda elástica detrás de su cabeza. Respire normalmente. Recuerde siempre colocarse su máscara primero antes de ayudar a otros».

Aunque a primera vista las instrucciones dadas en los aviones pueden parecer egoístas, existe una razón fundamental detrás de la recomendación de colocarse primero la máscara de oxígeno antes de ayudar a otros: para poder brindar asistencia a los demás, es necesario estar en condiciones óptimas uno mismo. Lo

interesante de esta idea es que no se limita únicamente al entorno de un avión, sino que también se aplica en el plano espiritual.

No se puede dar lo que no se tiene. Por eso Jesús señaló que antes de intentar sacar la astilla en el ojo del prójimo, hemos de sacar el tronco que tenemos en el nuestro (ver Mat. 7:3-5). Pablo, que conocía este principio, expresó su miedo de que «después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado» (1 Cor.

9:27, NTV) y por eso le aconsejó a Timoteo: «Ten cuidado de ti mismo […]. Si lo haces así, te salvarás a ti mismo y salvarás también a los que te escuchan» (1 Tim. 4:16).

Al igual que el joven Timoteo, tu primera responsabilidad es cuidarte a ti mismo, buscar cada día al Señor en oración, meditar en su Palabra y aferrarte a Jesús para recibir la salvación mediante la fe. Solo así podrás ser salvo y entonces estarás en condiciones de «salvar» a otros. Hoy no olvides «ponerte tu máscara primero».

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