
«Si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda» (Mat. 5:23-24)
Cuando dos personas tienen un roce y se encuentran enemistadas, ¿quién debe tomar la iniciativa para buscar la reconciliación? Si alguna vez te has encontrado en esa posición sabrás lo difícil que resulta decidir. A menudo pensamos que el «ofensor» tiene la responsabilidad de pedir perdón al «ofendido», ¡pero casi siempre ambas partes se consideran víctimas! En ocasiones resulta difícil determinar quién es el agresor y quién el agredido.
En el Sermón del Monte, Jesús indicó cómo proceder en este tipo de situaciones. En el versículo de hoy Cristo le encarga a una de las partes que busque la reconciliación, aunque no aclara si es la parte agresora o la agredida. Parece que a Jesús no le importa si tú ofendiste a alguien o si otra persona te ofendió a ti. Jesús hace hincapié no en el papel que desempeña la persona en el conflicto sino en su ubicación: «Si llevas al altar del templo…». Nota que la orden es para alguien que está en el templo, la responsabilidad de buscar la reconciliación cae sobre la parte que se encuentra más cerca de Dios. Es como si Jesús dijera: «Tú que vas a la presencia de Dios a buscar el perdón divino, a ti te encomiendo la tarea de procurar también la reconciliación con tu prójimo».
En el año 2006 hubo toda una comunidad que puso en práctica las instrucciones dadas por Cristo. Un hombre armado entró a una escuela amish en Nickel Mines, Pensilvania y abrió fuego contra los niños, matando a cinco e hiriendo gravemente a otros. En lugar de buscar venganza, la comunidad amish sorprendió al mundo al perdonar al perpetrador y su familia.
Inmediatamente después del tiroteo, los dirigentes amish visitaron a la familia del atacante para ofrecer sus condolencias y apoyo. En el funeral de las víctimas, los miembros de la comunidad amish se mezclaron con los familiares del atacante, ofreciéndoles palabras de consuelo y perdón. En una muestra sorprendente de compasión, los amish recaudaron fondos para la familia del atacante y crearon un fondo para apoyar a las víctimas y sus familias. Hoy tú puedes pedirle a Jesús que te conceda esa misma actitud de perdón y reconciliación hacia tu prójimo.

