Matutina para Adultos | Lunes 17 de noviembre de 2025 | Expatriados protegidos

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Matutina para Adultos

«Entonces los justos le responderán diciendo: «Señor, […] ¿cuándo te vimos forastero y te recogimos?»» (Mateo 25: 37-

38).

John Weidner es un referente histórico en el Campus Adventista de Collonges-sous-Salève (Francia), donde he tenido el privilegio de enseñar durante muchos años.

Habiendo vivido su juventud en esa zona, situada muy cerca de la frontera suiza, y siendo muy atrevido, el joven John conocía con todo detalle la región del Salève.

En 1940 —cuando las fuerzas nazis invadieron Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos—, John organizó con un grupo de parientes, amigos y simpatizantes, entre los que se encontraban varios empleados, profesores y estudiantes del colegio adventista, una red de enlaces y «guías de montaña» para ayudar a fugitivos, sobre todo judíos, a escapar de los horrores de la guerra.

Así, en cinco años, y con la ayuda de cientos de combatientes de la Resistencia, consiguió llevar a salvo desde Francia y Holanda a Suiza y a España a más de ochocientos judíos, la mayoría niños, y a más de doscientos aviadores, combatientes de la Resistencia o refugiados.

Arrestado varias veces, siempre logró escapar, hasta que fue encarcelado y torturado, siendo salvado in extremis por un juez simpatizante de la Resistencia. Su hermana Gabrielle, sin embargo, fue detenida un sábado durante el servicio de culto, denunciada junto con otros ciento cuarenta miembros de la red Dutch-Paris por alguien sometido a tortura, y moriría de desnutrición en el campo de concentración de Ravensbrück, pocos días después de ser liberada por las tropas soviéticas.

En 1962 el periodista estadounidense Herbert Ford hizo pública la historia de ese héroe en el libro Flee the captor. Entre muchas otras distinciones, en 1978 el Estado de Israel le rindió homenaje incluyéndolo en la lista de los «Justos entre las Naciones». En 1993 el Atlantic Union College (Massachusetts, EE. UU.) erigió en su honor el Centro y Museo Weidner para el Cultivo del Espíritu Altruista.

Al explicar por qué arriesgó tantas veces su vida para salvar a otros, dijo lo siguiente: «De mi padre, de mi familia y de mi iglesia aprendí que la decisión más importante que podemos tomar los humanos es la voluntad de amar, respetar y tratar a nuestro prójimo como desearíamos ser amados, respetados y tratados. Soy testigo del trato bárbaramente inhumano contra los judíos por parte de los nazis. Tuve que presenciar cómo uno de ellos arrancaba a un bebé de los brazos de su madre y le estampaba el cráneo contra un muro. Eso me dio aún más fuerzas para seguir el ejemplo de Cristo y con su ayuda hacer lo que estuviera de mi parte para salvar tantas vidas como fuera posible».

Señor, dame esa fuerza.

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