Matutina para Adultos | Martes 18 de noviembre de 2025 | Sintecho*

Matutina para Adultos | Martes 18 de noviembre de 2025 | Sintecho*

Matutina para Adultos

«Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza»» (Mateo 8: 20; cf. Lucas 9: 58).

No poder disponer de un lugar seguro donde cobijarse en ciertas circunstancias puede ser muy duro. Al decirle aquel anciano que no tenía otra opción que pasar aquella noche desapacible intentando dormir en la calle, Abi quedó tan impresionada que, sin pensárselo dos veces, lo invitó a su apartamento de estudiante.

Claro, llevarse a casa a pasar la noche a un desconocido, por muy pobre y anciano que fuese, a muchos padres podría resultarnos inquietante. Por eso, uno de nuestros hijos, amigo de Abi, le ofreció su protección de improvisado

«guardaespaldas» (?), y se quedó aquella noche para garantizar la seguridad de la estudiante y del anciano SDF («sin domicilio fijo»).

Jesús conoció en primera persona lo que se siente cuando no se tiene el abrigo de ningún lugar donde guarecerse. Situación en la que se encuentran, tristemente, miles de personas en pleno siglo XXI, incluso en algunos de los países más ricos del mundo.

Por eso, ante la avalancha de los sintecho que llegaban sin cesar a esta zona, nuestros vecinos de ADRA-Sagunto reaccionaron con una iniciativa muy solidaria. Decidieron construir una casa de acogida («La Casa Grande» se llamaría finalmente), para recoger a personas sintecho, para que pudieran bañarse, lavarse la ropa, comer y pasar las noches que fuera necesario hasta encontrar trabajo o algún alojamiento mejor.

El proyecto parecía muy ambicioso, pero pronto fue acogido con entusiasmo: un empresario donó el terreno y muchos otros se le unieron para donar ladrillos, viguetas, baldosas, cemento y todos los demás materiales de construcción y todo el mobiliario necesario para hacer la casa habitable. La cosa empezó muy modesta, pero una nube de voluntarios, muchos con gran experiencia en albañilería, carpintería, fontanería, electricidad, pintura, etcétera, y muchos más que solo podían aportar su buena voluntad se pusieron a trabajar a las órdenes de profesionales expertos, y en poco tiempo La Casa Grande empezó a poder recibir a personas sintecho que lloraban de gozo al encontrar allí no solo un refugio acogedor, sino además una acogida fraternal de solidaridad sin barreras.

Hoy La Casa Grande hospeda en su seno, unos días por otros, a unas setenta personas. Jesús vivió momentos en los que no tenía donde reclinar su cabeza. Sabe cuánto cuesta acoger al extranjero, al sintecho y al refugiado. Pero nos dice que acoger al sintecho es como recibirlo a él (ver Mat. 25: 35).

Señor, enséñame a acoger como tú.

94 «Dicho de una persona que no tiene hogar y vive habitualmente en la calle», Diccionario de la lengua española, Real

Academia Española / Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), octubre de 2014.

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