
«Jesús continuó: «Seguramente ustedes me van a citar el proverbio: ‘¡Médico, cúrate a ti mismo! Haz aquí en tu tierra lo que hemos oído
que hiciste en Capernaúm'»» (Lucas 4: 23, NVI).
Ya en tiempos de Jesús los médicos tenían fama de no poner siempre en práctica en sí mismos las terapias prescritas a sus pacientes. De ahí que Jesús conociera perfectamente el uso que estaban haciendo de ese refrán en contra suya sus propios compatriotas.
Hoy también se dice que «los médicos son malos pacientes», en el sentido de que muchos médicos deberían seguir más sus propios consejos. Un estudio realizado en Suiza puso de manifiesto que los médicos consumían por término medio doble cantidad de somníferos, tranquilizantes y analgésicos (en automedicación) que el resto de la población. Y tampoco daban mucho mejor ejemplo en cuanto al consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. Aunque las estadísticas varían mucho según los países, entre un 15 % y un 40 % de los médicos fuman.
Este refrán clásico de «médico, cúrate a ti mismo» va en la misma dirección que el español que dice: «En casa del herrero, cuchillo de palo». Que es como decir que si el herrero fuese realmente bueno, debería proveer cuchillos metálicos a su familia. O que si el médico fuese coherente con su profesión, debería poder curarse a sí mismo y a los suyos. En otras palabras: «Jesús, ¡haz milagros en tu ciudad!».
Pero esta no es la cuestión aquí. Jesús no hacía milagros en su pueblo de Nazaret, aunque estaba dispuesto a apoyar a los suyos —a los que ayudaba todo lo que podía—, porque la gente no creía en él y no dejaba obrar en su vida al Espíritu Santo. Sus conciudadanos conocían a Jesús, conocían a su familia, y no les cabía en la cabeza que el hijo del carpintero del pueblo pudiese ser el Mesías.
La incomprensión de los suyos (ver Mar. 3: 20-21) fue motivo de sufrimiento para Jesús y sigue siendo causa de dolor para muchos de sus seguidores. Quienes nos conocen pero no conocen el poder de Cristo en sus vidas pueden juzgarnos tan mal como juzgaron a Jesús sus incrédulos vecinos. ¡Qué privilegio tenemos quienes nos sentimos apoyados y amados por quienes más queremos!
Hoy, Señor, quiero pedirte que me hagas sensible al sufrimiento de quienes son incomprendidos y maltratados por sus seres queridos, por los motivos que sean. Y sobre todo te pido que me inspires a hacer algo en favor de quienes sufren por su fe.


POR FAVOR PODRÍAN HABILITAR EL PDF DE LA Matutina Para Adultos | Viernes 7 De Noviembre De 2025 | Médico, Cúrate A Ti Mismo. MUCHAS GRACIAS Y BENDICIONES.