Matutina para Mujeres | Miércoles 19 de noviembre de 2025 | Cuidado con las suposiciones

Matutina para Mujeres | Miércoles 19 de noviembre de 2025 | Cuidado con las suposiciones

Matutina para Mujeres

«Al oír esto, comenzaron a discutir entre sí pues no habían traído nada de pan» (Mateo 16:7).

Una de las semillas que germinan problemas interpersonales es la semilla de la «suposición». Una definición de suposición es: «Idea o juicio que se supone cierto, verdadero o real para llevar a cabo un razonamiento o actuar de una manera determinada». Queriendo dejar una lección de trascendencia en la mente de sus discípulos, Jesús se dirige a ellos y les dice: «Miren, estén muy atentos y cuídense de la levadura de los fariseos y saduceos» (Mateo 16:6, parafraseado).

Al escuchar las palabras del Maestro, los alumnos suponen que han comprendido el mensaje. En su mente, aquella declaración no era más que un reproche por haberse olvidado de llevar pan (Mateo 16:5) y una advertencia para que no pensaran en comprar pan de los fariseos y saduceos. Debido a la discusión que fariseos y saduceos habían tenido con Jesús horas antes, ellos supusieron que la idea de «no comprar pan de ellos» era un razonamiento lógico para actuar. Cuán errado estaba aquel pensamiento. En referencia a dicho episodio, la escritora Elena de White escribe: «A menudo su falta de fe y de percepción espiritual los había conducido a incomprensiones similares de las palabras de Cristo». La lección era muy distinta de la que ellos suponían.

Con frecuencia, nos encontramos suponiendo que los demás hablan mal de nosotras, suponemos que no encajamos en algún lugar, suponemos que se actúa con dolo en nuestra contra, suponemos que entendimos bien el mensaje recibido, suponemos que el mensaje desde el púlpito apunta contra nosotras y entonces se desencadenan una serie de problemas innecesarios. Si tuviéramos nuestros pensamientos en directa comunión con Jesús, el Espíritu Santo no dejaría que comprendiéramos erróneamente los mensajes, ni hallarámos mal donde no lo hay. Al darse cuenta Jesús de lo que hablaban sus discípulos, les preguntó: «¿Por

qué discuten entre ustedes hombres de poca fe?». Después de explicarles, ellos comprendieron que nada tenía que ver el pan material, con la levadura de las tradiciones equivocadas de los fariseos y saduceos.

Querida amiga, fija tus ojos en Cristo, pon tu fe en Jesús el Salvador, invita al Espíritu Santo a guiar tus pensamientos y ninguna suposición te robará la paz mental ni te acarreará problemas con tus semejantes. La buena noticia es que tendrás un pensamiento puro y conectado al trono de la gracia.

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