Matutina para Mujeres | Lunes 24 de noviembre de 2025 | Cuando nada te parece

Matutina para Mujeres | Lunes 24 de noviembre de 2025 | Cuando nada te parece

Matutina para Mujeres

«Se parecen a los niños que juegan en la plaza. Se quejan ante sus amigos: ‘Tocamos canciones de bodas, y no bailaron; entonces tocamos

cantos fúnebres, y no lloraron’ » (Lucas 7:32).

La nueva forma de enseñar de ese joven Maestro, que no había sido alumno de ninguno de los grandes maestros de su época, cautivaba la atención de chicos y grandes. Haciendo a un lado los formalismos de la enseñanza, instruía con estilo propio y mucha autoridad. En esta ocasión, Jesús narra un evento que, si bien pudo haber nacido en su mente, también es probable que haya sido testigo del suceso. Unos niños juegan alegres en la plaza; corren, gritan, tocan flautas, tambores y cantan al tiempo que danzan batiendo sus manos al aire.

En eso, se percatan que hay cerca de ellos otro grupo de niños que los está observando. Con entusiasmo los invitan a participar de su fiesta infantil, pero ellos se niegan. De pronto, a uno del grupo que celebra se le ocurre que quizás si cambian el tema del juego, aquellos podrían acceder. Así que dejan el baile y cambian la música de júbilo por duelo. Lloran, lamentan, cantan canciones de tristeza y vuelven a invitar a los niños que observan. No funciona. Aquellos niños están decididos a no aceptar nada que no sea su propio juego.

Aquella fue la ilustración que Jesús refirió a los fariseos quienes no quisieron bautizarse con Juan, ni quisieron hacerlo con los discípulos de Jesús. Juan les parecía muy extraño por ser un hombre solitario y

Jesús les parecía extraño por ir a celebrar a casa de los pecadores. Nada les satisfacía. No estaban de acuerdo con la enseñanza de ninguno de los dos.

En ocasiones, solemos actuar de la misma forma. En ocasiones, las congregaciones se encuentran

estancadas por tener muchas personas que «ni hacen, ni dejan hacer». Nada les parece bien. Son aquellos que ni predican, ni dan estudios bíblicos, pero siempre están señalando las deficiencias de la iglesia y exigiendo un cambio. Tales corazones no están convertidos y necesitan un encuentro inmediato con el Maestro. Querida amiga, entremos al juego y tomemos parte activa. Seamos motores de impulso para nuestras congregaciones que avanzan a la patria celestial.

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