Matutina para Mujeres | Martes 26 de agosto de 2025 | Póngalos a prueba, parte II

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Matutina para Mujeres

«Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el

Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo» (1 Juan 4:4).

Para 1894, Elena de White vivía en Australia, tenía 67 años y una reconocida reputación como mensajera del Señor. Fue en aquel momento cuando otra profetisa surgió entre la población adventista. Su nombre fue Anna Phillips. Ella afirmaba recibir sueños y mensajes de Dios, los cuales escribía a esposos y esposas como «testimonios», semejantes a los escritos de la hermana Elena.

El pastor Alonzo T. Jones era sumamente respetado y era uno de los hombres más destacados en la promoción de los mensajes de Anna. Incluso, en una ocasión, públicamente intercaló los escritos de Anna con los de Elena y preguntó a la congregación si podían distinguir entre las dos autoras. Un día después de que el pastor Jones diera su respaldo a Anna, recibió una carta que la hermana Elena le había enviado desde Australia y que había sido escrita hacía un mes atrás.

La carta, entre otras cosas, decía: «¿Supuso usted que Dios los había comisionado para que presentara las visiones de Anna Phillips, las leyera en público y las equiparara con los testimonios que al Señor le ha complacido darme?» Con lágrimas en los ojos, el pastor Jones reconoció su error; al sábado siguiente se disculpó en público y leyó la carta. Cuando Anna Phillips escuchó la lectura de la carta, también reconoció su engaño y con el tiempo llegó a ser una instructora bíblica fiel para la obra de Dios.

El enemigo solo necesita personas dispuestas para llevar a cabo sus engaños. Esos engaños pueden encontrar un lugar para germinar como el corazón de los líderes religiosos. Si engaña al líder, un gran número de la congregación será influenciada por el engaño. ¿A quién seguiremos? ¿Soy instrumento de verdad o instrumento de mentira? En el caso de la mujer de ayer, no hubo arrepentimiento por el pecado sino que se trató de tapar con una máscara de santidad. En el caso de Anna, ella fue capaz de reconocer su mentira y el Señor la reclutó para la propagación de su obra. El pastor Jones también fue llevado hacia la verdad porque Dios no deja en el engaño a sus hijos fieles y sinceros.

La buena noticia es que el Espíritu Santo dará la luz de la verdad a quien, con corazón sincero, busque a

Dios y sus caminos correctos. Escudriñemos con diligencia la Palabra.

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