«Él contestó: ‘En cuanto entren en Jerusalén, les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua.
Síganlo. En la casa donde él entre, díganle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está el cuarto de huéspedes en el que puedo comer la cena de Pascua con mis discípulos?». Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena’ » (Lucas 22:10-12).
Supongamos que vas a celebrar tu cumpleaños y has invitado a cien personas para festejarlo. Llega el día y tus invitados vienen bien vestidos, traen coloridas cajas y bolsas con regalos para ti. Pero hay un problema. No rentaste sillas ni mesas, no mandaste a hacer suficiente comida, no hay pastel y ni siquiera hay agua para todos. ¿Te parece lógico? ¡Verdad que no!
La celebración de la Pascua estaba muy cerca. En cada hogar de los judíos, el padre tenía la responsabilidad de hacer los preparativos y proveer lo necesario para celebrar la fiesta con su familia. Aquella Pascua sería muy distinta a las demás, pues los discípulos no la pasarían con sus familias sino con la familia que habían formado con Jesús.
Aquí encontramos a un Jesús que, sabiendo que se acercaba la hora de su muerte, hace los preparativos necesarios para la celebración. Él ya había hablado con un hombre para que le proporcionara un lugar para estar con sus discípulos y mandó a dos de ellos para acondicionar el lugar. «Los preparativos incluían la mesa, los cojines, los utensilios para servir la comida, el pan, el vino, las hierbas amargas y es posible que también el cordero pascual que se acostumbraba a comer en esa cena especial». ¿Ves cuántos preparativos? Hay eventos en la vida que no pueden ser dejados al azar. La lección que Jesús enseña en esta porción del relato bíblico es que debemos planear, proveer y ejecutar.
No planear a corto y largo plazo trae tristes resultados. Un joven se casa y la noche de bodas no tiene dónde llevar a su esposa porque no planeó ni hizo provisión para su futuro. Una chica entra en pánico y desesperación porque tiene dos hijos sin padre y no tiene un trabajo estable para solventar los gastos que los niños demandan. El programa del sábado no tiene pies ni cabeza porque quien debió planear, proveer y ejecutar no hizo su parte. Haz planes para lo que quieras emprender aquí en la tierra, esto te ahorrará
muchos sinsabores; pero también planea tu futuro en la vida eterna.
