Matutina para Mujeres | Viernes 7 de noviembre de 2025 | Saldrás brillando, ¡créeme!

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Matutina para Mujeres

«Sin embargo, él sabe a dónde yo voy;

y cuando me ponga a prueba, saldré tan puro como el oro» (Job 23:10).

Ver a sus padres le causaba una emoción indescriptible. Se había trasladado a una ciudad que quedaba a cinco horas de su lugar natal para cumplir sus sueños. De vez en cuando, ella viajaba a su tierra y, otras

veces, sus padres la iban a visitar. Aquel era un viernes 7 de noviembre del año 2003. Era el día del encuentro y, en esta ocasión, su abuelita también hizo el viaje. Se levantó temprano y realizó su devoción personal. Al término, se arrodilló para orar y, entre otras cosas, dijo: «Señor te ruego que cuides a mi familia que viene en camino».

En la escuela, minutos antes de las 9:00 de la mañana, a punto de salir a la clase de educación física, dos maestros llegaron a su salón y le pidieron que fuera a la dirección con mochila y todas sus pertenencias. Al terminar de bajar las escaleras y mirar el portón de entrada, el corazón casi le explota. Sintió un golpe invisible en el estómago; algo así como si el mismo enemigo diera «un gancho al hígado». Ahí estaba Yoli esperándola. Sus ojos hinchados delataban que había llorado mucho.

Ya no había nada que hacer. La tragedia había ocurrido, según el informe de los peritos, alrededor de la misma hora en que la chica había orado pidiendo la protección de sus padres. El deceso de los tres integrantes del vehículo ocurrió a la 6:15 de la mañana cuando un camión, conducido por un conductor cansado, se impactó brutalmente sobre ellos. Con solo 19 años, aquella oruga tuvo que abrir las alas. Era volar o morir. Pero rendirse no estaba en sus planes. La derrota no era algo que sus padres le hubieran enseñado. Así que reforzando su fe, salió brillando de la prueba, decidida a mostrarle al mundo que se puede ser feliz en medio del dolor.

Las palabras de labios de Job: Dios «sabe a dónde yo voy; y cuando me ponga a prueba, saldré tan puro como el oro» (Job 23:10), son reales para quien nunca camina fuera del «Castillo». A partir de la muerte de sus padres, aquella joven solo ha visto bendiciones. Dios le proveyó un buen esposo y una voz para alabarlo. Jamás dejará de hacerlo, a menos que la muerte le sorprenda. ¿Por qué estoy tan segura? Porque esa chica soy yo.

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