Matutina para Adolescentes | Viernes 5 de septiembre de 2025 | La restauración de Manasés

Matutina para Adolescentes | Viernes 5 de septiembre de 2025 | La restauración de Manasés

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Matutina para Adolescentes

«Estando en tal aflicción, imploró al Señor, Dios de sus antepasados, y se humilló profundamente ante él. Oró al Señor, y él escuchó sus súplicas y le permitió regresar a Jerusalén y volver a reinar. Así Manasés reconoció que solo el Señor es Dios» (2 Crónicas 33:12, 13).

En la suavidad del anochecer colombiano, después de compartir el mensaje de redención y gracia divina con un grupo de jóvenes llenos de vida, sucedió algo poderoso. Entre la multitud, una joven con ojos que reflejaban una mezcla de tristeza y esperanza se abrió paso hacia mí al final del servicio. Su presencia era tímida, pero su determinación era palpable.

–Me fui de la iglesia hace tiempo –comenzó con voz quebrada–, y me perdí en caminos que nunca imaginé tomar, hasta llegar a la prostitución.

Su confesión fue un susurro, pero las palabras llevaban el peso de incontables noches oscuras.

Recordé entonces la historia de Manasés, y cómo incluso en los abismos de la desobediencia Dios extiende su mano misericordiosa.

–Dios escucha nuestras oraciones más profundas, no importa dónde hayamos estado o qué hayamos hecho

–le dije, asegurándole que la restauración siempre está al alcance.

Ella asintió, mientras sus ojos ahora brillaban con lágrimas que bordeaban las orillas de una fe renovada.

–En su llamado a la restauración, algo dentro de mí se movió. Dios me habló, aquí, ahora –confesó con una urgencia nueva–. Quiero ser restaurada, como Manasés.

Junto con muchos otros jóvenes, ella había respondido al llamado, moviéndose hacia un futuro ya no más definido por el pasado, sino por la gracia redentora.

–Quiero empezar de nuevo, quiero vivir en la gracia de Dios –declaró. Su decisión resonó con una fuerza que solo la verdad puede sostener.

Ese día, vi en ella el reflejo de la historia de Manasés; un testimonio viviente de que no hay vida que esté

más allá del alcance de la misericordia divina. Como Manasés, ella había encontrado un nuevo comienzo, y su camino de regreso a Dios comenzó con un paso valiente hacia adelante, en un evento de jóvenes en Colombia, donde la esperanza se encendió en la oscuridad de la noche.

Oración: Dios misericordioso, te agradezco por tu gracia y tu disposición para perdonar.

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