
«Después de Abimélec surgió un hombre de Isacar para salvar a Israel. Se llamaba Tola; era hijo de Fuvá y nieto de Dodó. Vivía en Samir, en la región montañosa de Efraín» (Jueces 10:1).
La historia de Tola nos transporta a un período de relativa calma en la historia de Israel. A pesar de la estabilidad, Tola emerge como un líder sabio y capaz, al punto de que su liderazgo influyó incluso en tiempos de tranquilidad.
Tola vivió en una época en que la nación de Israel experimentaba una pausa en los conflictos militares. Por supuesto, este contexto histórico influyó en su liderazgo y en la forma en que guio a su pueblo. Se requieren distintas habilidades para liderar en la crisis que en la paz.
Tola gobernó durante un período significativo de tiempo, lo que sugiere una habilidad para mantener la estabilidad y la cohesión en su liderazgo. Su persistencia y su dedicación dejaron un impacto duradero.
La mención de Tola como «hombre de Isacar» nos conecta con una tradición y una herencia ricas en sabiduría. ¿Alguna vez pensaste en esto? La sabiduría acumulada a lo largo de generaciones puede influir en la toma de decisiones sabias.
A pesar de la relativa tranquilidad, Tola estaba preparado para guiar a su pueblo en cualquier eventualidad. Nosotros también podemos estar listos y equipados para servir a Dios en todo tiempo y en toda situación.
Oración: Dios de la historia y de las generaciones, te agradezco por el testimonio sabio y constante de Tola en tiempos de estabilidad.

