Cuenta las bendiciones de Dios
“Te alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos. Me postraré hacia tu santo Templo y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad” (Sal. 138:1, 2, RVR 95).
¿Has contado cuántas bendiciones te dio Dios durante la noche que pasó? Respiraste, descansaste, dormiste y hoy despertaste a un nuevo día, donde las bendiciones seguirán fluyendo hacia ti de parte de Dios. Sin lugar a dudas, Dios nos otorga todo lo bueno que nos pasa, y algunas veces permite sucesos desagradables para transformarlos finalmente en bendiciones.
Lo único que nuestro Padre celestial espera en reciprocidad por lo que recibimos de su parte es un corazón agradecido. Creer que solo los bienes materiales recibidos son bendiciones pone al corazón al borde de la ingratitud. La más grande e inefable bendición es haber recibido a Cristo como nuestro Salvador personal. Cientos y miles de personas andan errantes de aquí para allá sin saber a quién pertenecen ni hacia dónde van. Somos dichosos teniendo la convicción de que Dios tiene nuestra vida en sus manos y de que hemos sido predestinados para la eternidad.
Investigadores en el ámbito de la salud mental han demostrado que una actitud de agradecimiento, cultivada como un hábito, estimula algunos químicos en el cerebro como la serotonina, que producen una sensación de plenitud y bienestar general. Esto tiene un efecto rebote; es decir, una persona agradecida con Dios por sus bendiciones camina por la vida bendiciendo a los demás.
Considera lo siguiente como parte de tu actitud hacia la vida:
- Desea las bendiciones de Dios y pídelas en el nombre de Jesús, creyendo que las recibirás. Deja en su mano la decisión de si serán en forma de bendiciones materiales o de experiencias de la vida que te reportarán bendiciones espirituales.
- Agradece siempre. La gratitud te ayudará a tener una visión más clara de lo que realmente es importante en la vida.
- Busca las bendiciones de Dios, haciendo su voluntad.
- Comparte con los demás las bendiciones que hayas recibido. Que no se estanquen en ti. Vivir para dar es la mejor manera de vivir.