Miércoles 15 de Septiembre de 2021 | Matutina para Adultos | Firmes y adelante

Miércoles 15 de Septiembre de 2021 | Matutina para Adultos | Firmes y adelante

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Firmes y adelante

“De modo que ahora hemos vuelto a vivir, sabiendo que estáis firmes en el Señor” (1 Tesalonicenses 3:8).

Antes de que una criatura camine, se pone de pie. En los dos primeros capítulos, Pablo puso a la iglesia de pie y ahora quiere ayudarla a caminar. La palabra clave aquí es “afirmar”. 

Los conversos deben saber que la nueva vida no es fácil, que vendrán pruebas y persecuciones, pero que pueden mantenerse fieles y misioneros. ¿Cómo ayudó Pablo a que la iglesia se afirmara y marchara hacia delante? 

1-Les Envió a Timoteo. Pablo no abandonó a sus ovejas en su hora de peligro. Timoteo era ideal para ayudar; compartía la fe, el evangelio, la esperanza y la misión. Era un ministro amante y paciente. Era un discípulo que había sido discipulado por Pablo. 

2-Les escribió una carta. El informe de Timoteo a Pablo fue muy alentador. Los nuevos creyentes permanecían firmes. No creyeron las mentiras del enemigo. 

La Palabra de Dios es uno de los mejores instrumentos para afirmar a los nuevos creyentes. Jesús enfrentó al enemigo con el seguro “Escrito está” de la espada del Espíritu. La Biblia, que es inspirada por Dios, nos afirma, nos enseña, nos redarguye, nos corrige y nos instruye. 

Pablo adoctrina a los Tesalonicenses sobre Dios el Padre y Jesucristo, el Espíritu Santo, el pecado, la salvación, la iglesia, el ministerio y la Segunda Venida. Para el apóstol, la Palabra de Dios es comida nutriente, luz guiadora y un arma defensora.

3-Oró por ellos. La Palabra de Dios y la oración van juntas. Pablo, igual que Jesús, oró por sus discípulos y pidió tres cosas:

La primera es que la fe creciera. Cuanto más usamos fe, más fuerte se hace. 

La segunda es que su amor abundara. Algunos edifican muros y se encierran en sí mismos, mientras que otros edifican puentes y se acercan más al Señor y a su pueblo. Amarse unos a otros es mandato de Jesús. 

La tercera es que la santidad se desarrolle, para ser irreprensibles delante de Dios. La oración no era incidental ni accidental; era permanente, de noche y de día y con gran insistencia. “De principio a fin, las lecciones y los ejemplos del Señor nos enseñan que la oración que no persevera, no insiste en el pedido y no se renueva permanentemente tomando fuerza de cada petición anterior, no es una oración que prevalece” (William Arthur).

¿Qué podemos hacer para ganar a otro y ayudar a mantenerlo en la fe? Animar y permanecer a su lado, compartir la Palabra y orar. Pablo hizo eso, y le fue muy bien.

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