Coronavirus por Coronadelavida
“El cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Timoteo 2:6).
Al momento de escribir estas líneas (principios de 2020), el mundo está alterado por el avance del coronavirus. Se trata de un virus originado en la ciudad de Wuhan (China) y que se extendió por todo el mundo. Los coronavirus son una gran familia viral, que causan infecciones respiratorias. En general, son leves a moderadas, como un resfriado. En menor escala producen consecuencias más graves, incluso la muerte.
El virus ha sido considerado una pandemia; al momento de escribir estas líneas, hay más de 270.000 personas fallecidas y casi 4 millones de infectados.
Una pandemia es una epidemia de dolencia infecciosa que se distribuye entre una gran población y región. Se considera una pandemia por el alto grado de contagio y por abarcar una gran extensión de territorio. La viruela es considerada la pandemia que más muertos ha producido en toda la historia. Las diez mayores pandemias, entre las cuales se destacan la viruela, el sarampión, el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), el tifus y el cólera se han cobrado un total aproximado de setecientos millones de vidas.
He visto gente muy preocupada para evitar ser contagiada, pero no veo la misma preocupación por otra pandemia que, desgraciadamente, es aún mayor que todas estas juntas que se han propagado a todo el mundo. Producida por el pecadovirus, se aloja en el corazón y la mente, infectando todo el organismo sin dejar nada sano.
Pablo dice que Cristo se dio en rescate por nosotros, asumió el coronavirus de todos, lo llevó a lo alto de una colina y a la vista de todo el Universo, y ocupó mi lugar de infectado para que yo ocupe su lugar como restaurado.
La carga viral mortal de todos los contagiados de “pecadovirus” fue colocada sobre él. Elena de White dice que “su espíritu fue desgarrado y magullado por las transgresiones de los hombres, y aquel que no conoció pecado llegó a ser pecado por nosotros para que pudiéramos ser justicia de Dios en él” (La maravillosa gracia de Dios, p. 172).
Jesús asumió nuestro coronavirus para que nosotros podamos asumir su coronadelavida eterna. Se prescribe una dosis de aislamiento diario con nuestro Rescatador para evitar nuevos brotes de la epidemia.