¿Quién es, para ti?
Este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y lo bendijo” (Hebreos 7:1).
En el capítulo 7 de Hebreos, Pablo compara el sacerdocio de Jesús con el de Melquisedec. El nombre Melquisedec significa “rey de justicia” o “rey de paz”, y fue sacerdote y rey de la ciudad de Salem.
Melquisedec tenía preeminencia o autoridad; por ejemplo: Después de la derrota de sus enemigos, Abraham encontró a Melquisedec, fue bendecido y entregó el diezmo a él; es decir, lo consideraba superior.
Pablo presenta varias características del sacerdocio de Jesús: Real, superior, independiente de la Ley (no por ser contra la Ley, sino por cumplir la Ley), independiente de la tribu de Leví (Cristo vino de la tribu de Judá); con un sacerdocio eterno, garantizado, continuo, permanente, santo e inmaculado. Él es nuestro Rey, Sacerdote e Intercesor, ruega por nosotros y por él estamos seguros.
Elena de White cuenta, en el libro Cristo nuestro Salvador, en el capítulo “La entrada a Jerusalén”, de una gran muchedumbre que lo acompañaba: “Los ciegos recuperados guiaban a la comitiva, los mudos a quienes había dado el poder de hablar prorrumpían en las más fuertes hosannas y aclamaciones. Los tullidos sanados saltaban de gozo. Las viudas y los huérfanos alababan el nombre de Jesús, los leprosos restaurados extendían sus vestiduras sobre su camino, los resucitados –entre ellos, Lázaro– y toda la multitud alababan en vivas de triunfo y alegría”.
Cuando los fariseos preguntaban quién era Jesús, “sus discípulos, llenos del Espíritu de inspiración, contestaron: Adán os dirá que es la simiente de la mujer que ha de herir la cabeza de la serpiente. Abraham, que es Melquisedec, Rey de Salem, Rey de paz. Isaías, que es Emmanuel, Admirable, Dios poderoso, Padre eterno, Príncipe de paz. Jeremías, que es el Señor nuestra justicia. Daniel, que es el Mesías. Juan el Bautista dirá: He aquí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”.
Nosotros, sus discípulos, declaramos que este es Jesús, nuestro Mesías, Príncipe de vida, Redentor e Intercesor, quien vino y vendrá a deshacer todas las obras del diablo.
Y tú ¿que dices? ¿Quién es, para ti?
La respuesta es tuya.