Las trompetas
“Cuando oigan el sonido de la trompeta, corran hacia el lugar donde esta suene. ¡Entonces nuestro Dios peleará por nosotros!” (Neh. 4:20, NTV).
Nehemías había demostrado su arrojo, sí, pero las cosas se habían complicado. Sanbalat se puso en su contra y habló al ejército de Samaria para burlarse de los judíos y planificar el ataque contra ellos. Tobías también los menospreció y, sumados a los árabes, a los otros amonitas y a los de Asdod, cayeron en las garras de la infelicidad y conspiraron para atacar Jerusalén. ¿Por qué en las garras de la infelicidad? Porque cada vez que no soportamos ver que nuestro enemigo (o amigo) está triunfando y avanzando en sus propósitos, le robamos el lugar a la alegría genuina y le cedemos el puesto a la envidia y a la infelicidad.
Ahora, los fieles trabajadores que veían avanzar su obra de reparación, tenían que resguardarse continuamente de los ataques enemigos. Con una mano construían y en la otra blandían una espada, por si acaso. Todas las familias estaban en guardia. Como la obra era grande y extensa, y quedaron todos muy aparatados entre sí, se acordó que el sonido de la trompeta los reuniría.
Las trompetas que sonaron en el éxodo en diferentes momentos previos a batallas, y a la hora de declarar noticias importantes, fueron usadas a lo largo de la historia como instrumento de alarma y de reunión. Sonarán en la Segunda Venida también.
Se caracterizan por su sonido brillante, agudo y penetrante.
En esta historia, el trompetista estaba ubicado cerca de Nehemías para dar la indicación.
Quizás hoy en nuestro medio las trompetas fueron reemplazadas por los silbatos en el Club de Conquistadores, pero no dejan de ser un instrumento que nos recuerda cuál es una de nuestras funciones.
Debemos estar atentos. Debemos estar cerca del líder. Debemos reconocer el llamado. Debemos obedecerlo.
¿En qué áreas de tu vida crees que sonaría una trompeta para dar alarma de que algo está mal? ¿De qué forma puedes usar los medios que tienes a tu alcance para llamar la atención a la gran reunión que se dará?
Además de meditar en estas preguntas, te invito a orar por tus líderes; a estar cerca de ellos; a trabajar mano a mano, no en su contra; a estar listo para llamar a otros cuando te lo indiquen; a seguir reconstruyendo junto a ellos, hasta que llegue el Líder de líderes y nos lleve a la Patria Celestial.