Domingo 12 de Junio de 2022 | Matutina para Jóvenes | Respuesta inmediata

Respuesta inmediata

«Le dijo: “He escuchado la oración y el ruego que me has hecho”». 1 Reyes 9: 3

Las oraciones que se elevan desde el corazón en la presencia de Dios son atendidas en el acto. Elena G. de White escribió: «Los ángeles ministradores esperan junto al trono para obedecer instantáneamente el mandato de Jesucristo de contestar cada oración ofrecida con fe viva y fervorosa» (Mensajes selectos, t. 2, p. 433; la cursiva es nuestra).

Le tocó el turno de la noche durante aquella semana en la estación de servicio. Al amanecer, cuando se estaba acercando al final de su jornada de trabajo, llegaron unos jóvenes en moto y pidieron gasolina. Después de llenar el tanque procedieron a pagar la cantidad que registraba el medidor. Cuando él sacó la bolsa para darle el cambio le dispararon sin ninguna misericordia en varias partes del cuerpo. Tomaron la bolsa del dinero y se marcharon. Al marcharse gritaron:

—Muérete viejo, estás frito.

Allí estaba él, muriéndose, tirado en el suelo, solo en un charco de su propia sangre. Dicen que cuando una persona está al borde de la muerte, su vida pasa delante de sus ojos. Él se vio de niño, de joven, de adulto, todo en una ráfaga interminable de fogonazos como el «flash» de una cámara. Entonces, casi a punto de morir oró: «Dios, me estoy muriendo lejos de ti, perdóname por haberte dejado, no permitas que muera así. Regálame otra oportunidad, te lo ruego».

Entonces oyó las voces de algunas personas que llegaron al lugar.

—No hay nada que hacer, ya está muerto.

—Tiene demasiados impactos de bala, es imposible, no vale la pena recogerlo.

Pero alguien más llegó a la escena, se inclinó al lado del cuerpo, lo tomó de la mano y apretándosela le dijo:

—No te vas a morir.

Aquella misma persona dijo a los presentes que ese hombre estaba vivo y que había que llevarlo al hospital. Rápidamente lo subieron a un vehículo y lo llevaron. Allí los médicos lucharon y realizaron varias intervenciones para salvarle la vida. Pasó veinte días en coma y, cuando despertó, sus primeras palabras fueron:

—Él me dijo que no me moriría. Contestó mi oración.

Hoy no sé cuál es tu oración, pero sí tengo la seguridad de que @Dios está dispuesto a contestarla, especialmente si tu oración tiene que ver con tu salvación o la de alguien más.

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