¿Salmones en el cielo?
“Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro” (Filemón 1).
Filemón es el libro más pequeño escrito por el apóstol Pablo. Es un pedido a un hombre piadoso, a fin de que reciba con cariño a Onésimo, su esclavo fugitivo. Ahora, este hombre se había convertido al cristianismo y Pablo lo está enviando de vuelta a su amo.
Al inicio, Pablo declara aprecio y elogia a Filemón. Lo considera un hombre de familia. Su esposa se llama Apia; y su hijo, Arquipo. Además, es un hombre de mucha fe, fiel, productivo, que siempre ayuda y alienta a todos.
En la segunda parte, Pablo suplica perdón para Onésimo y se compromete a pagar su deuda.
Así, en la tercera parte de la carta, le presenta una garantía y una promesa. La garantía es que Pablo promete pagar a Filemón cualquier débito de Onésimo hacia él. Pablo le recuerda a Filemón del gran débito espiritual que él mismo tiene en relación con el apóstol. Y por eso, él necesita ser bondadoso con el esclavo, y además le pide que mantenga una habitación disponible para cuando el apóstol esté apto para visitarlo.
En esta epístola, vemos a un hombre auténticamente cristiano interceder en favor de un esclavo. La gran lección es esta:
El 25 de agosto de 1950, un simple pescador regresaba lentamente al puerto de San Francisco con su barco lleno de salmones. De pronto, divisó a varias personas que luchaban para sostenerse a flote. Eran pacientes del barco hospital Benevolencia, que había colisionado con otro barco a causa de la niebla. Inmediatamente se lanzó al agua y, tan rápido como pudo, fue rescatando uno a uno. Tuvo que desprenderse de sus cajones llenos de salmones, que eran la base de su sustento, para hacer más lugar.
Con sus músculos y su corazón doloridos, pedía fuerzas a Dios para salvar a todos. Y así, en una acción heroica, su barco quedó vacío de salmones y lleno de setenta náufragos salvados.
La iglesia es también un barco-hospital, lleno de pacientes y náufragos. ¿Cuán dispuestos estamos a desprendernos de nuestros salmones, de nuestras ideas, posición, bienes y tiempo a fin de dignificar, restaurar y salvar a todos? El cielo no estará lleno de salmones, sino lleno de pacientes restaurados y náufragos rescatados.