Domingo 16 de Abril de 2023 | Matutina para Mujeres | Alaba en medio de la angustia

Alaba en medio de la angustia

Y ahora Saúl va a querer matarte también a ti. Pero no tengas miedo, que conmigo estarás seguro. 1 Samuel 22:23, TLA.

Estas fueron las palabras de David a Abiatar, hijo de Ahimelec, sobreviviente de la matanza de los sacerdotes y sus familias que ordenó Saúl y ejecutó Doeg edomita, el principal de los pastores de Saúl. David atraía a hombres perseguidos, renegados, descontentos, endeudados y afligidos, y con ellos formó su batallón (vers. 2). Jesús hizo algo similar: su grupo de discípulos incluía iletrados, y fue amigo de prostitutas, leprosos, tullidos, cobradores de impuestos y rechazados por la sociedad. En ambos casos, todos fueron transformados para bien. Que tu vida sea una inspiración para quienes te rodean. Deja una huella en cada corazón con quien compartes; no discrimines ni rechaces a nadie por su trasfondo familiar o cultural.

La actitud de perdón de David fue admirable. Sus hermanos lo habían tratado injustamente, especialmente Eliab, su hermano mayor, quien le guardaba rencor porque Samuel había ungido a David y no a él como rey de Israel. Pero la familia entera se le unió en la cueva de Adulam (vers. 1) para evitar la persecución de Saúl y sus intentos homicidas. No hubo seña de venganza en David, sino que compuso el Salmo 133: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”, en agradecimiento a Dios por reemplazar la discordia con la armonía familiar.

David asumió la responsabilidad por la muerte de los sacerdotes y familias de la ciudad de Nob. Fue una tragedia que permitió a la nación ver que su rey se había convertido en un tirano malvado. Abiatar trajo consigo el efod (1 Sam. 23:6), una prenda del sacerdocio que contenía el Urim y el Tumim, usada para consultar a Dios. Cuando David llegó a ser rey, Abiatar asumió el sacerdocio y permaneció durante todo el reinado davídico. Busca a Dios en tus aflicciones y refúgiate en él; quien busque tu vida, se encontrará con la de Jesús.

Mientras clamaba por protección en la cueva, David también compuso el Salmo 57. En medio de su angustia ensalzó el nombre de Dios. Alaba y confía en la fidelidad y misericordia divinas.

“Dios anhela demostrar la lealtad de sus hijos en toda suerte de ambientes; no desea que se retiren cuando las circunstancias se hacen difíciles. Quiere que sus seguidores demuestren la belleza de la religión cristiana y revelen su inmensa superioridad sobre el servicio del yo y de Satanás” (2CBA, p. 561). En medio de las pruebas, renueva tu confianza en la fidelidad divina.

Comparte este devocional
Deja tu comentario