Domingo 22 de Agosto 2021 | Matutina para Menores | ¿Por qué no tengo que tener miedo?

¿Por qué no tengo que tener miedo?

“Yo me acuesto tranquilo y me duermo en seguida, pues tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8).

Marca la respuesta correcta

  1. Porque Jesús siempre está a mi lado.
  2. Porque Jesús es bondadoso.
  3. Porque Jesús murió por mí.

¿Dejas la luz encendida en tu cuarto por la noche? 

No te avergüences por ello. Todo el mundo siente miedo en alguna ocasión, pues es una respuesta ante el peligro. ¿Pero sabes por qué tienes miedo?

Los científicos han hecho pruebas a animales y han descubierto que en el cerebro tenemos una parte llamada “amígdala” donde hay algunas neuronas encargadas de procesar el miedo. Normalmente, solo se alteran y mandan señales de miedo a nuestro cerebro si hay una causa justificada. Según estos científicos, la sensación de miedo es cuestión de números y depende de que si solo se alteran unas pocas neuronas permanecemos tranquilos, pero si la mayoría de las neuronas se alarman, sentimos miedo.

En realidad, las “neuronas miedosas”, que son pocas, contagian a la mayoría y estas pierden la capacidad de distinguir lo que supone una amenaza de lo que no lo es.

¿A qué cosas le tienes miedo? ¿Te has detenido a pensarlo? Puede que alguna vez hayas estado verdaderamente en peligro y eso te hace sentir miedo de verdad. Sin embargo, la mayoría de las veces nuestras “neuronas miedosas” engañan al resto y no estamos en peligro ni va a suceder nada por lo que tener miedo. 

Si quieres que la mayoría de tus neuronas gane a las “neuronas miedosas” trata de no ver cosas desagradables en la televisión, busca libros, juegos, música y películas que te ayuden a confiar en Dios. Para vencer al miedo lo mejor es hacerle frente antes de que nos domine y nos haga daño, esto solo se consigue teniendo la seguridad de que Jesús está a nuestro lado, y con su ayuda venceremos al miedo. Él te ayudará a ganar esa batalla en tu cerebro y dejarás de sentir miedo. ¡Pruébalo! 

Copia el versículo de hoy en tu Diario de Oración y… ¡apaga la luz!

Comparte este devocional
Deja tu comentario