Sanidad espiritual
«Mientras se acercaba el muchacho, el demonio lo derribó y lo sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu impuro, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre». Lucas 9: 42, RV95
Mas allá de lo que podemos ver, oír y tocar, hay un mundo que escapa a nuestros sentidos, pero que se materializa a nuestra vista a través de los efectos de su intervención en la vida de los seres humanos. De ese mundo se habla en la Escritura cuando dice: «Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea» (Efesios 6: 12).
El Nuevo Testamento muestra cómo estos malignos seres espirituales ocasionan enfermedades a las personas a las cuales logran poseer: mudez, epilepsia, enfermedades mentales. Su mayor tarea es oponerse a los designios y los planes divinos en esta Tierra. El Señor Jesús se enfrentó a ellos y les propinó múltiples derrotas. Uno de los casos es el que encontramos en el pasaje de hoy. Pero la Biblia también presenta que estos espíritus o seres demoníacos jugarán un papel importante en el desenlace de la historia de este mundo.
Aunque hoy no es tan común ver endemoniados como en la época de Jesús, el enemigo sigue buscando la manera de adueñarse de la mente y la vida de las personas. La posesión demoníaca más peligrosa de nuestros tiempos no es aquella que grita incongruencias, bota espuma por la boca o exhibe un comportamiento anormal. Hoy, el diablo encadena a muchos mediante el alcohol, el tabaco, el adulterio, la fornicación, la criminalidad y la corrupción. Y en otros casos más peligrosos mediante la apatía religiosa, la indiferencia y la falsa sensación de que no se necesita a Dios para obtener la salvación y que «todos los caminos son igualmente buenos y aceptables». Cuánta razón tenía Elena G. de White cuando escribió: «Los que se apartan de la clara enseñanza de las Escrituras y del poder convincente del Espíritu Santo de Dios, están invitando al dominio de los demonios» (El Deseado de todas las gentes, p. 229).
La buena noticia para hoy es que el mismo Jesús que rompió las cadenas con que el diablo ataba a las personas hace dos mil años sigue teniendo el poder y continúa haciéndolo hoy por aquellos que se acercan a él. @Dios te dice al iniciar este día: «Tu verdadera lucha es espiritual, yo puedo darte las armas espirituales para vencer hoy y siempre».
