Cada detalle
“Y, en cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones” (Luc. 12:7, NTV).
Las semillas de calabaza y mi estómago no se llevan muy bien (¡prefiero ahorrarles los detalles!); sin embargo, como las pipas de calabaza tienen muchísima fibra y son ricas en vitaminas y minerales, se han vuelto extremadamente populares. Es prácticamente imposible encontrar una buena caja de muesli que no las contenga. Cuando voy al supermercado, tiendo a comprar siempre la misma marca porque sus productos son saludables y no contienen azúcar. Lamentablemente, lo que sí tienen son pipas de calabaza. Así que, por las mañanas me sirvo el cereal de a una cucharada a la vez, asegurándome de pescar todas y cada una de las semillas.
Una mañana, mientras zarandeaba mi bol como quien busca oro, se me ocurrió que Dios tiene muchísimo más cuidado de mi vida del que yo pongo en mi desayuno. Dios nota cada emoción y necesidad que tengo, como si yo fuera la única mujer sobre la faz de la tierra. En El camino a Cristo, Elena de White escribe: “Llevadle todo lo que confunda vuestra mente. Ninguna cosa es demasiado grande para que él no la pueda soportar, pues sostiene los mundos y rige todos los asuntos del universo. Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que él no la note. Las relaciones entre Dios y cada una de las almas son tan claras y plenas como si no hubiese otra alma por la cual hubiera dado a su Hijo amado” (p. 100, énfasis agregado). ¡Dios te presta tanta atención como si fueras la única persona por la que Jesús murió!
Al comenzar este día, cuando consideres la lista de quehaceres, recuerda que a Dios le interesa cada detalle de tu rutina. Él quiere saber acerca del mecánico que va a reparar tu automóvil, de los impuestos que debes pagar y de los desafíos en el trabajo. Cuéntale absolutamente todo. Cada vez que la ansiedad o el estrés surjan, interprétalos como un recordatorio para hablar con Dios. ¡No avances sola con tus propias fuerzas, cuando el Señor Todopoderoso quiere ayudarte! Zarandea el bol, eleva tu agenda como una ofrenda mecida y permite que Dios quite o agregue cosas de acuerdo con su voluntad.
Dios está absolutamente interesado en tu vida. Comparte cada detalle con él. Señor, gracias porque tú me amas tanto que los detalles de mi vida no te aburren. Hoy quiero caminar cada paso a tu lado, dependiendo de tus fuerzas y de tu sabiduría, no de las mías.