Jueves 02 de Febrero de 2023 | Matutina para Jóvenes | Una de diez

Una de diez

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Hebreos 11:8.

Los relatos de Heracles eran famosos en la antigüedad griega. Peisandros de Rodas escribió un poema donde narraba las doce pruebas que superó el héroe mitológico contra adversarios de lo más fantásticos. En realidad solo fueron diez hazañas, porque fue ayudado en dos de ellas por Yolao, su compañero. Y así se hicieron conocidas sus aventuras contra el león de Nemea, la hidra de Lerna o el jabalí de Erimanto. Los comentaristas judíos de la época de Jesús, quizás influidos por estas hazañas de Heracles, argumentaban que Abraham también había superado diez pruebas. Hay una gran diferencia en sus relatos: él no lucha contra seres mitológicos sino contra los grandes problemas de la vida, que son mucho más dañinos que aquellas ficciones.

Génesis 12:1 nos presenta la primera de esas diez pruebas: abandonar. Abraham se había instalado en el confort del bienestar económico, había echado raíces con su familia, había desarrollado amistades y todo tipo de relaciones; sus espacios se habían llenado de cosas. Y repentinamente Dios le pide que lo deje. Y lo deja. ¿Por qué? Porque tenía fe. Eso quiere decir que confiaba en Dios, que creía en Dios y que era consecuente con Dios. La fe siempre se sostiene sobre esos tres ejes. Primero, debe haber una relación, y esta genera confianza. Segundo, debe haber un conocimiento, porque conocer es comprender y apreciar. Tercero, para que sea una fe viva debe haber consecuencia, coherencia, acción. Abraham salió sin saber a dónde iba porque había experimentado la mano de Dios en el pasado, porque se había deleitado en su presencia y porque había llevado al mundo real todo eso, nada de simples teorías.

¿Sabías que la palabra ‘éxito’ significaba en su origen ‘salida’ (piensa en exit, en inglés)? Y es que el éxito depende mucho de qué dejar y qué no dejar. La gente sale de compras, sale de fiesta o sale a ver qué pasa, pero ¿qué abandonan en esas salidas? ¿Mantienen la fe? Lo que mantuvo Abraham fue la fe, y lo demás no dudó en dejarlo porque, aunque no sabía a dónde iba, tenía la certeza de que le iría bien.

Hoy es un buen momento para pensar qué interfiere con tu fe y si puedes abandonarlo o no. Puede que sea una prueba para ti pasar a la consecuencia, quizá no; pero el mero hecho de pensarlo dará más autenticidad a tu fe, no lo dudes.

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