El valor de su presencia
«Nadie te podrá derrotar en toda tu vida, y yo estaré contigo así como estuve con Moisés, sin dejarte ni abandonarte jamás». Josué 1: 5
El ser humano ha sido diseñado para vivir en comunión con Dios. La Biblia dice que Dios insufló su propio aliento en el cuerpo del primer hombre. Por lo tanto, hay una estrecha relación entre Dios y el ser humano. Nosotros, para estar completos, necesitamos de Dios. Por lo tanto, es solo en la presencia divina donde podemos hallar plenitud. Ahora bien, recordemos que se requiere santidad para poder estar ante Dios. Por eso, cuando se rompió la armonía entre Dios y el ser humano, nuestros primeros padres huyeron de la presencia del Creador. Desde entonces esa ha sido la actitud humana ante Dios.
Para que nosotros podamos acercarnos nuevamente a Dios necesitamos ayuda externa que despierte los sentimientos espirituales dormidos desde la entrada del pecado. Esa ayuda solo puede brindarla el Espíritu Santo. Sin Dios, el ser humano actúa al nivel de los animales o incluso peor. Todos los hombres y las mujeres son iguales ante los ojos de Dios. La única diferencia que podría existir sería la que nosotros mismos determinemos al querer o no relacionarnos con nuestro Creador.
Escuché hace un tiempo de una persona que nunca aceptaba una invitación a asistir a la iglesia con la excusa de que no quería darle argumentos a Dios para que algún día lo recriminara por su conducta. No quería tener nada que ver con Dios y por eso se mantenía alejada lo más posible de todo lo que tuviera que ver con él. Así también hay millones de personas en nuestro mundo que intentan distanciarse lo más que puedan de Dios, y para lograrlo se esconden detrás de los bienes materiales, la educación, la supuesta diversión, la familia, el trabajo, etcétera. Pero sin Dios, la realidad es que estamos perdidos.
Sin embargo la buena noticia es que Dios no nos ha abandonado a nuestra suerte. No importa la cantidad de excusas que pongamos, Dios nos busca y nos rescata. Nos ha comprado con la sangre de su Hijo amado y hoy, ese mismo @Dios te dice: «Si has estado huyendo durante poco o mucho tiempo, no corras más. Déjate alcanzar por mi gracia y mi misericordia».